Ante la ausencia del Estado, nuestra opción es la autonomía
Por Daniel Bogado Egüez

El departamento del Beni desde la fundación de la Republica fue marginado por el Estado. Desde ese tiempo, nuestro departamento ha sido excluido de las políticas públicas que siguen direccionadas a desarrollar al eje troncal, como si fueran los únicos hijos de la República. Desde las alturas piensan que seguirnos siendo el futuro como se entona en el Salve oh patria: “…Pando y Beni tu hermoso futuro…”.
No, no somos el futuro, somos presente que sí necesita construir su futuro. Nuestro departamento sigue siendo el más pobre de Bolivia. La situación precaria, se manifiesta en la falta de productividad, falta de inyección de capitales para procesar la materia prima y darles valor agregado a los recursos naturales, a la pecuaria y al etnoecoturismo. No contamos con buenas carreteras. No contamos con buenos servicios básicos de agua potable, alcantarillado y luz eléctrica.
Pese a la efervescencia del proceso autonómico a principios del 2000, donde el Beni y Santa Cruz fueron los primeros departamentos en liderar el proceso autonómico y elaborar sus Estatutos y cartas orgánicas, seguimos dependiendo del centralismo estatal.
La toma de decisiones no depende aún de las autoridades departamentales y municipales como debería ser en un “Estado libre, soberano y autónomo...” que somos según la CPE en su Art.1. Y para colmo de males, las autoridades electas no reclaman y les hacen la venia a sus jefes políticos.
El poder centralista aprovecha que en nuestra región no existe dirigentes que lideren un nuevo enfoque y ponen como autoridades a sus acólitos políticos para que obedezcan sus propuestas centralistas y dividan a las regiones. En el Beni hasta parece “normal”, que nuestros dirigentes representen los intereses políticos o sectarios y no los intereses del pueblo y poner en riesgo la soberanía del departamento.
En el área de la educación siguen enviándonos sus programas académicos andino céntricos sin que apoyen mucho la formación de los estudiantes, que deberían conocer primero la historia del departamento, los límites, su hidrografía, recursos naturales, los 18 pueblos indígenas y nuestras potencialidades socio productivas que nos sacarían de la pobreza.
En cuanto a la salud, seguirnos sufriendo las enfermedades propias de la región tropical, sin ejecutar programas para combatirlos o eliminarlos definitivamente. No contamos con hospitales de tercer nivel, donde los enfermos de cáncer si tienen que peregrinar para su tratamiento a Santa Cruz, Cochabamba o La Paz, pero si no tienen recursos quedarse acá hasta esperar la voluntad de Dios.
Ah, pero como cambiaría la imagen del Beni si primero mostramos lo positivo. El Beni tiene muchas potencialidades, tenemos los humedales más grandes del mundo, contamos con la mayor cantidad de agua dulce de Bolivia, tenemos la mayor biodiversidad de flora y fauna. Somos el Departamento donde viven 18 de los 36 pueblos indígenas reconocidos en la CPE; es decir el 50% de la diversidad étnica del país está en nuestro departamento. Entonces a partir de estas fortalezas y vocaciones aunemos los esfuerzos por consolidarlos.
Uno de los llamados a empezar esta tarea es el sistema educativo, con maestros comprometidos en hacer conocer nuestra riqueza arqueológica, los recursos naturales y la diversidad étnica, todo esto a nivel primario, secundario y superior.
La Universidad Autónoma del Beni, tiene un compromiso social con el país y con la región donde está presente, no por nada es la única universidad del país que tiene presencia en las 8 provincias de nuestro departamento. Si bien ya hay profesionales que trabajan en instituciones públicas y privadas, falta aún liderar algunas carreras que tendrán mucho mercado por el calentamiento global y el cambio climático que ya lo estamos sintiendo y se intensificará mucho más en los años venideros.
El presente del Beni nos obliga a mirar el futuro, ya no el lastimero pasado y quedarnos con el lamento boliviano. La Universidad debe consolidar las carreras que tiene, pero también analizar la apertura de nuevas carreras en base al mercado laboral y sobre todo las potencialidades y vocaciones del Beni.
Si el Beni es rico en biodiversidad, posee la mayor cantidad de humedales del mundo y de agua dulce del país, habría que pensar en formar biólogos, ingenieros hidráulicos, ingenieros ambientales. Si contamos con yacimientos arqueológicos prehispánicos regados por todo el Beni y junto a ellos la presencia de 18 pueblos indígenas es necesario pensar en crear las carreras de Arqueología y Antropología.
De esta manera, la Universidad aportará al desarrollo del Beni, formando recursos humanos en base a sus potencialidades y vocaciones. Así mismo disminuirá la migración estudiantil, pues la demanda aumentaría y se evitará el éxodo de estudiantes y profesionales benianos. Pero este andamiaje académico-científico debe hacerse en coordinación con autoridades nacionales, departamentales y municipales que serán los encargados de elaborar y ejecutar políticas públicas que favorezcan el ansiado desarrollo del Beni.
Todos estos programas deben estar enmarcados en las líneas maestras de la AUTONOMÍA DEPARTAMENTAL, que luego se reproducirán en las AUTONOMIAS MUNICIPALES y AUTONOMÍAS INDÍGENAS. No podemos seguir de colgandijo o escalera de los políticos tradicionales y centralistas. Debemos construir un instrumento político con identidad beniana que luche sobre todo por LA AUTONOMÍA DEL BENI.