Bendito Au Maldito Oro
Escrito por: Andrés Rojas

“Sólo los locos y adivinos consiguen oro”.
Jaime Saenz
Nace, por diversos motivos una búsqueda, ya sea esta por necesidad o fascinación, angurria, locura o aventura. El oro, este metal preciado que a lo largo de la historia ha sido un eje económico y religioso, es ahora uno de los bienes más cotizados y buscados por su creciente valor en el mercado.
En la tabla periódica, Au, representa el elemento químico, oro. Au deriva del latín “aurum” y significa “amanecer brillante”. El oro tiene el número atómico 79 y se encuentra en el grupo 11 de la tabla periódica. Es tan cotizado, por tres razones exclusivas, su rareza en la tierra, el color intenso que refleja y que es el metal con mayor conductividad energética existente sobre la planta.
La fascinación por este metal preciado hace que miles de millones de personas en el mundo inviertan, emigren, sacrifiquen, arriesguen y se aventuren hacia esta búsqueda implacable. La legendaria “fiebre del oro”, evoca y recuerda a caravanas enormes de mineros y aventureros caminando a las gélidas tierras del Clondick, en Alaska, buscando el dorado metal.
En Bolivia, a lo largo de la Cordillera Real el conjunto de volcanes y formaciones geológicas auríferas, regaron ríos y cabeceras montañosas con este preciado mineral, betas y veneros de oro 24 quilates son explotadas a diario y hace ya cientos de años. Tipuani, Mapiri y Guanay, el norte paceño es el claro ejemplo del bastión de la extracción aurífera a gran escala.
En el Beni se han estado descubriendo grandes depósitos de oro a lo largo de los ríos Magdalena, Baures y Rurrenabaque, además de asentamientos y campamentos mineros improvisados en el norte del departamento, hay denuncias que afirman que hay más de 3000 dragas operando en estos ríos y que los límites entre comunidades y propiedades privadas están siendo avasalladas violentamente por esta actividad tan poco legislada.
El incremento diario en el valor del oro está haciendo que mucha gente opte por impulsar este negocio, el cual, una vez más, está poco legislado y causa seros impactos al medio ambiente. Las malas prácticas de esta actividad con llevan a la deforestación y contaminación irreversible de ríos y selva amazónica.