La República de Bolívar, nació a la vida independiente el año de 1825, y durante casi 200 años de historia ha sido un país de contrastes, de sombras y luces, de contradicciones, pero de profundos lazos, hermandades construidas a lo largo de siglos de vida. Para el Beni, estos 199 años son la representación del amor a una bandera, del espíritu de pertenencia que nos une al resto del país, que nos llevó a defenderlo incluso con la sangre de nuestros habitantes, no solo Tarija es boliviana por voluntad propia, nosotros también lo somos, somos la región que amó a Bolivia incluso antes de que ese nombre existiera. Hoy Bolivia vive tiempos de cambio, y todo cambio es difícil, vivimos el momento donde como país tenemos que encontrar el rumbo luego de 14 años de un mismo discurso, un nuevo presidente, nuevos actores políticos, nuevos paradigmas, viejos problemas, viejas dolencias, que aún se resisten a marcharse en silencio. El Beni hoy vive tiempo de cambio también, con la esperanza puesta en el futuro, la industrialización, el desarrollo agrícola, industrial, la vinculación caminera, el acceso a la salud, anhelos que el pueblo beniano desea desde siempre y que, a lo largo de estos años, se han ido cumpliendo, en algunos casos completamente, en otros a medias. Es cierto que tenemos una mejor interconexión caminera que hace una década, el asfalto entre Puerto Ganadero San Ignacio, San Ignacio San Borja, Rurrenabaque Riberalta, sin duda le cambió la cara al occidente del Beni. Pero aún queda mucho por hacer, aun es un anhelo el asfalto Trinidad Guayaramerín, un puente sobre el río Mamoré, que unifique estas dos regiones. Abierta la frontera agrícola, necesitamos más granos, más maquinaria, para cumplir con el sueño de convertirnos en una región agrícola, que os permitirá llegar a más mercados nacionales e internacionales. El puente que nos unirá con Rondonia Brasil cada vez está más cerca, pero aún está presente la necesidad de una nueva vía que nos conecte al resto del país. El Beni a lo largo de estos 199 años, siempre ha dado un pasó al frente a la hora de ponerse el país al hombro, el amor que sentimos por nuestro país es inmenso e inconmensurable en el pecho de cada uno de los benianos y benianas, y eso nunca cambiará. Esta fiesta nos llena de orgullo, y a poco de nuestro bicentenario, hoy más que nunca, los benianos se sienten plenos, a la hora de decir que somos bolivianos.