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Beni: Historia, biodiversidad y rutas hacia un desarrollo sostenible e innovador

Escrito por: Post Ph. D. Alfredo Eduardo Mancilla Heredia Doctor en Economía. Posdoctoral Currículo, Discurso y Formación de Investigadores

Beni: Historia, biodiversidad y rutas hacia un desarrollo sostenible e innovador

El departamento del Beni celebra un nuevo aniversario recordando sus raíces profundas y proyectando un futuro de oportunidades sostenibles. Su historia se construyó sobre los pueblos originarios de las llanuras amazónicas y los misioneros jesuitas, entre ellos Cipriano Barace, Pedro Marbán y Baltazar Espinoza, quienes fundaron Trinidad y otras misiones, estableciendo la base social, cultural y productiva del territorio. El 18 de noviembre de 1842, el Mariscal José Ballivián consolidó el departamento, reconociendo su identidad amazónica y su vocación estratégica para Bolivia.

Hoy, el Beni enfrenta desafíos estructurales significativos: inundaciones periódicas, urbanismo insuficiente y desigualdades sociales, especialmente en género y violencia contra la mujer. Aun así, su potencial natural y productivo es enorme. Bosques, ríos, sabanas y humedales constituyen un capital natural que, gestionado estratégicamente, puede generar riqueza sostenible y equitativa. La resolución de problemas urbanos, como alcantarillado insuficiente e inundaciones, requiere drenajes inteligentes, barrios elevados y planificación que respete la dinámica de los ríos, integrando a las comunidades en el diseño de su propia ciudad resiliente.

El Beni es un territorio que combina tradición y modernidad. Sus usos y costumbres reflejan identidad y conocimiento ancestral, pero conviven con desafíos de igualdad y derechos humanos. La violencia de género y el irrespeto hacia la mujer son problemas que requieren educación inclusiva, liderazgo femenino y participación comunitaria en decisiones locales. Transformar estas prácticas no significa borrar tradiciones, sino fortalecerlas desde el respeto, garantizando un desarrollo social justo y sostenible.

En materia económica, la ganadería sigue siendo un eje fundamental. Sin embargo, la dependencia de intermediarios de mercados externos limita la renta del productor local. Mejorar la conectividad vial, incluyendo la conexión con Cochabamba a través del TIPNIS bajo estándares ambientales y de consulta previa, puede diversificar mercados, garantizar mejores precios y preservar los derechos de comunidades indígenas, al mismo tiempo que protege uno de los ecosistemas más valiosos de Bolivia. Este corredor representa una oportunidad histórica para integrar logística, comercio y sostenibilidad, promoviendo la inclusión de los productores benianos en cadenas de valor más justas.

El Beni puede consolidarse como un laboratorio amazónico de innovación económica mediante la economía circular, la bioeconomía y los bonos ecológicos. La almendra amazónica constituye un recurso estratégico: su recolección y procesamiento generan empleo, productos de alto valor agregado y oportunidades de exportación. Los residuos de producción pueden transformarse en fertilizantes o biocombustibles, cerrando ciclos productivos y reduciendo impactos ambientales. Además, los bosques que albergan estos recursos permiten generar bonos de carbono, convirtiendo la conservación en ingresos sostenibles para comunidades y el país.

El potencial energético del Beni es igualmente significativo. Sus ríos y llanuras permiten generar electricidad limpia mediante represas bien planificadas y parques eólicos. La clave está en la viabilidad técnica, la gestión de riesgos y la fiabilidad, asegurando que los proyectos no afecten negativamente a la biodiversidad ni a las comunidades. Energía hidroeléctrica y eólica podrían abastecer el consumo local, exportar excedentes y generar empleo, consolidando al Beni como un modelo de desarrollo energético sostenible.

El turismo de aventura también ofrece oportunidades únicas: visitantes interesados en naturaleza y cultura amazónica pueden disfrutar de experiencias que integren ganadería sostenible, plantaciones de almendra, bioeconomía local, energías limpias y respeto por las tradiciones culturales. Esta convergencia fortalece la identidad, genera ingresos locales y convierte al Beni en un modelo de desarrollo integral, donde economía, ecología, sociedad y cultura se potencian mutuamente.

En este contexto, destaca el trabajo de la Universidad Autónoma José Ballivián, cuyas iniciativas académicas, científicas y de extensión fortalecen al Beni y a Bolivia. Sus programas vigentes y en desarrollo en bioeconomía, energías renovables, gestión ambiental y desarrollo rural constituyen el gran desafío en la formación de profesionales capaces de transformar el conocimiento en impacto concreto. La universidad asesora a comunidades en producción sostenible, economía circular, regulación y planificación urbana, contribuyendo a que la riqueza natural y cultural se traduzca en bienestar tangible.

El aniversario del Beni invita a reflexionar sobre su historia y proyectar un futuro donde la riqueza natural, cultural, académica y energética se transforme en desarrollo humano y sostenible. La combinación de economía circular, bioeconomía, bonos ecológicos, energías limpias, turismo sostenible y educación de calidad constituye la ruta para un departamento más justo, resiliente e inclusivo.

Hoy, más que celebrar, el Beni puede trazar un camino donde historia, tradición, innovación, naturaleza, energía y educación se encuentren al servicio de su gente, garantizando que su identidad amazónica sea también una fuente de oportunidades económicas, sociales, ambientales y culturales para toda Bolivia.

 

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