Local

“Capiguaras, símbolos y el debate que trasciende lo ambiental”

La reciente controversia generada por la propuesta del Gobierno Autónomo Municipal de Trinidad de declarar al capiguara como mascota municipal, así como la organización del denominado “CapiFest 2025”, ha provocado pronunciamientos desde distintos sectores, entre ellos el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.

“Capiguaras, símbolos y el debate que trasciende lo ambiental”

Más allá del tono y contenido de las observaciones oficiales, la situación pone sobre la mesa un tema que trasciende lo estrictamente legal o ambiental: el derecho de las regiones a expresar y construir su identidad simbólica y cultural desde sus propias realidades.

 

La propuesta en cuestión, según lo informado, no representa una política de domesticación ni de explotación de fauna silvestre, sino una declaratoria de carácter simbólico —similar a las que existen en otras regiones del país y del mundo— y una invitación a abrir un debate técnico sobre una realidad presente en muchas comunidades benianas: la convivencia cotidiana con especies silvestres como loros, parabas, monos, tortugas y capibaras.

 

Desde una mirada institucional, es válido que el Estado vele por el cumplimiento de las normas ambientales. Sin embargo, la defensa de la biodiversidad no debe convertirse en un mecanismo que silencie o invalide expresiones culturales locales, especialmente cuando se trata de iniciativas que no implican daño ecológico ni transgresión legal efectiva.

 

El CapiFest —evento que gira en torno al arte, la educación ambiental, la tradición y la participación comunitaria— ha sido interpretado en ciertos sectores como una amenaza, cuando podría entenderse también como una oportunidad para repensar las formas de vincularnos con el entorno, desde el conocimiento, la pedagogía y la preservación consciente.

 

No se trata de ignorar los marcos legales vigentes, pero tampoco de desconocer el peso simbólico, afectivo y cultural que algunas especies tienen para las poblaciones que coexisten con ellas desde hace generaciones.

 

En el fondo, el debate actual refleja una tensión no resuelta entre la centralización de las decisiones normativas y la necesidad de que las regiones participen activamente en la definición de su identidad y sus políticas públicas.

 

En ese sentido, será importante que este tema pueda ser tratado con seriedad, sin reduccionismos ni alarmismos, priorizando el diálogo técnico, la participación comunitaria y la construcción de consensos.

 

La cultura y la conservación no son excluyentes. Al contrario, cuando se articulan con respeto mutuo, pueden fortalecerse mutuamente.

43 vistas