De igual manera, en la Misa Crismal realizada en la iglesia Catedral, todos los sacerdotes del Vicariato Apostólico del Beni renovaron sus votos y promesas sacerdotales, reafirmando su compromiso con Dios y como guías espirituales y evangelizadores.

La renovación de las promesas sacerdotales, se efectúa a la cabeza del Obispo y todo su presbítero, y va unida con la bendición de los santos Oleos, los cuales, en algunos sacramentos de la Iglesia expresan aquella unción del Espíritu Santo, que emana de la plenitud de Cristo.

Los sacerdotes que pertenecen a una orden religiosa, por ejemplo, los dominicos, benedictinos y franciscanos, hacen los votos de pobreza, castidad y obediencia, los sacerdotes diocesanos hacen dos promesas: celibato y obediencia, estas promesas forman parte de la ceremonia de ordenación.

Jesús instituyó el Sacramento del Orden Sacerdotal, para que los sacerdotes reciban la gracia de hacer, que Cristo se haga presente en la Eucaristía a través de la consagración del pan y del vino.

El obispo recordó a los sacerdotes, que en virtud del bautismo son ungidos con triple dignidad: Sacerdote, Profeta y Rey, y con la unción de la ordenación su misión se hace más específica a imitación de quien es el verdadero Maestro, llevando a los pobres la buena nueva que otorga la liberación y el perdón de todos los pecados.

Durante el rito de la renovación de las promesas sacerdotales, el Obispo invitó a los presbíteros a vivir con intensidad, pasión y generosidad, el ministerio recibido y pidió a los fieles unirse en oración por cada uno de sus sacerdotes, por su fidelidad y santidad.