El fenómeno habría provocado la liberación de toxinas al ecosistema acuático, generando la mortandad de peces en la zona.

El biólogo, Vicen Vos, responsable de la investigación, explicó que las sustancias liberadas por los árboles caídos afectan directamente la calidad del agua, disminuyendo el oxígeno disponible para los peces.

“Una contaminación así instantánea, (…), debido a corteza de árbol, posiblemente ocho, posiblemente otras especies, y esto ha alterado las características químicas del agua han provocado la muerte de los peces”, informó Vos.

Esta situación alarmó a los habitantes locales, quienes reportaron la muerte de múltiples especies en las últimas semanas.

Las autoridades ambientales se encuentran a la espera de los resultados finales de las investigaciones para establecer medidas de mitigación que eviten un mayor daño ecológico.

Mientras tanto, se recomienda a la población no consumir peces ni utilizar el agua del lago hasta que se confirme su seguridad.

“Este caso refleja la importancia de monitorear de forma permanente los ecosistemas de la Amazonía y de actuar rápidamente frente a eventos que alteren su equilibrio natural”, según concluyó el informe preliminar del Instituto de Investigación.