Se trata de la historia de una madre, Alejandra Ortiz y de su

hijo mayor Adrián, quienes hicieron un largo recorrido por la brecha de la inclusión, en una travesía de mucha fortaleza y valentía.

“Contar esta historia ha sido un viaje profundo y transformador que, en definitiva, tomó varios años, reflejando no sólo el paso del tiempo, sino la esencia misma de lo que deseamos comunicar: un urgente llamado a la inclusión”, dice la presentación.

Vargas, dijo que se empeñó para que los pensamientos y vivencias de esa madre resplandezcan en cada página, porque son un testimonio poderoso de amor maternal, voluntariado sin excusas, lucha por la equidad, batalla por la autonomía de su hijo, y el firme objetivo de lograr una mayor empatía de la sociedad.

Expresó su confianza que su trabajo llegue a los corazones y que sea comprendido como el legado de Adrián, una historia que

definitivamente merece ser contada y recordada. Que su historia inspire a otros y ayude a crear un mundo más inclusivo y de amor al prójimo, donde cada vida cuente y cada voz -sin excepciones- sea escuchada, manifestó.

PRESENTACIÓN

Con el firme propósito de promover la búsqueda y la celebración de historias que merecen ser contadas, en mayo de 2021 se lanzó un concurso para obtener el III Premio Nacional de Crónica, impulsado por la revista Rascacielos y diversas instituciones y medios asociados. Así, este libro comenzó a tomar forma, brotando del deseo de participar en la mentada contienda de escritores.

Motivada por esta idea, llamé a mi amiga Alejandra Ortiz Barrón, deseando compartir la historia de su hijo mayor, Adrián, en el formato crónica para participar en el concurso. Aunque ella no estaba familiarizada con los formatos periodísticos, se emocionó ante la sola idea de que el mundo conozca a Adrián, así como también el largo recorrido de ambos por la brecha de la inclusión.

Mis preguntas escritas y que le envié por WhatsApp fueron respondidas diligentemente, pero pronto comprendí que, más allá de simples datos, cada respuesta era un fragmento del alma de Alejandra; sus palabras estaban impregnadas de emociones, eran una especie de caleidoscopio de sentimientos que abarcaban la tristeza y el gozo de recuerdos hermosos, pero a la vez dolorosos. Me di cuenta que su experiencia como madre de Adrián había sido una travesía de mucha fortaleza y valentía.

A medida que mi escritura avanzaba, entendí también, que la historia de Adrián no podía estar contenida en un formato rígido de 25 mil caracteres. El relato de una vida que marcó tantas otras vidas, no podría limitarse a un número de páginas. Además, mi vinculación con uno de los medios organizadores (La Palabra del Beni) complicaba en cierta medida la participación en el concurso.

Llamé a Alejandra para explicarle esta situación, y fue en ese momento cuando ella sugirió una brillante idea: transformar este relato en libro. Su propuesta resonó en mí como un torrente de posibilidades. Era un reto, pero estaba dispuesta a asumirlo.

Fue entonces cuando pedí entrevistarla para complementar algunos aspectos que necesitaban mayor profundidad. A través de dos encuentros realizados por Zoom, el primero a fines de mayo de 2021 y el segundo en julio del mismo año, la distancia se desvaneció ante la fuerza de su testimonio.

En cada palabra dicha, Alejandra transmitía su lucha, su amor infinito como madre y sus lágrimas emergían al evocar recuerdos; un poderoso testimonio de valor y amor que me conmovió profundamente. Verla llorar fue un recordatorio palpable de la fragilidad de la vida, pero también fue escuchar y entender la diferencia que marca una vida con propósito.

Contar esta historia ha sido un viaje profundo y transformador que, en definitiva, tomó varios años, reflejando no solo el paso del tiempo, sino la esencia misma de lo que deseamos comunicar: un urgente llamado a la inclusión.

Es fundamental destacar que gran parte de lo que leerán es una transcripción auténtica de sus propias palabras. Cada frase refleja la intensidad de sus emociones, su amor inquebrantable y su deseo de ser escuchada. He querido que sus pensamientos y vivencias resplandezcan en cada página, porque son un testimonio poderoso de amor maternal, voluntariado sin excusas, lucha por la equidad, batalla por la autonomía de su hijo, y el firme objetivo de lograr una mayor empatía de la sociedad.

Hoy, este relato está manos suyas. A diferencia de otras presentaciones, no les contaré lo que contiene cada parte del libro, porque quiero que los sorprenda. Espero que llegue a sus corazones y que sea comprendido como el legado de Adrián, una historia que definitivamente merece ser contada y recordada. Que su historia inspire a otros y ayude a crear un mundo más inclusivo y de amor al prójimo, donde cada vida cuente y cada voz -sin excepciones- sea escuchada.