Condori Castro señaló que la pobreza no solo implica carencias económicas, sino también un maltrato social e institucional.

"Quienes viven en la pobreza enfrentan actitudes hostiles, estigmatización y discriminación en diversos ámbitos, incluyendo el acceso a servicios básicos y a la justicia", afirmó.

El Defensor del Pueblo lamentó que las personas en situación de pobreza sean juzgadas por su apariencia, su forma de hablar o su falta de recursos, lo que genera un círculo vicioso de discriminación y exclusión. Esta situación se agrava aún más cuando se cruza con otras formas de discriminación, como la basada en género, orientación sexual, raza o etnia.

Condori Castro enfatizó que la pobreza no es solo una cuestión económica, sino un fenómeno multidimensional que afecta la dignidad y los derechos humanos de las personas. Vivir en condiciones de pobreza genera un profundo impacto psicológico y social, minando la autoestima y limitando las oportunidades de desarrollo.

Para erradicar la pobreza, es necesario abordar no solo las causas económicas, sino también las barreras sociales y culturales que perpetúan la discriminación. El defensor del pueblo hizo un llamado a la sociedad en su conjunto a ser más empática y a reconocer la dignidad de todas las personas, independientemente de su situación económica.

Asimismo, instó a las autoridades a implementar políticas públicas que promuevan la inclusión social, la equidad y el respeto a los derechos humanos. Es fundamental garantizar el acceso a servicios básicos como la salud, la educación y la vivienda, así como promover oportunidades de empleo digno y protección social.

Condori Castro concluyó que la erradicación de la pobreza requiere un esfuerzo conjunto de la sociedad civil, las instituciones públicas y el sector privado. Solo trabajando unidos podremos construir un futuro más justo y equitativo para todos.