Desafíos y transformaciones en la economía boliviana: Una perspectiva desde la teoría del desarrollo económico

Autor: Alfredo Eduardo Mancilla Heredia, Ph. D Doctor en Economía, Posdoctoral en Formación de Investigadores

Desafíos y transformaciones en la economía boliviana: Una perspectiva desde la teoría del desarrollo económico

Nuestros argumentos, exploran los desafíos actuales de la economía boliviana, de comportamiento primitivo y de filtración, destacando el impacto de la desaceleración económica coyuntural, el manejo ineficiente de recursos y la fermentación conductual e incumplimiento de roles y/o complementos de los agentes económicos.

Desde la concepción del pensamiento crítico, analizamos cómo los economistas pueden fomentar el desarrollo sostenible, mediante la innovación y la aplicación de teorías del desarrollo económico, subrayando la importancia de la economía circular, la sostenibilidad y el peso que tiene impulsar el bienestar social.

La economía boliviana se enfrenta a una desaceleración significativa desde la pandemia de 2019. A este fenómeno se suma una gestión ineficiente de los recursos naturales, así como una alta corrupción que limita las oportunidades de inversión, desarrollo de competencias, productividad y el crecimiento económico, remarcando que. a pesar de este panorama, el economista tiene la capacidad de proponer soluciones innovadoras para transformar esta realidad.

La revisión crítica de las teorías del desarrollo económico, considerando las enseñanzas de economistas como Schumpeter, quien argumenta que la innovación es el motor del desarrollo. Se discute cómo aplicar las bondades de los conceptos que hacen al constructo de estas teorías en países en desarrollo, como Bolivia, donde la economía ha sido predominantemente lineal y dependiente de la exportación de materias primas.

Joseph Schumpeter referencia: El desarrollo económico está impulsado por la innovación, la cual genera ciclos de crecimiento mediante la "destrucción creativa". Este proceso implica que nuevas tecnologías, productos o modelos de negocio reemplazan a los existentes, lo que transforma las estructuras productivas y estimula la eficiencia. Schumpeter destaca que los empresarios innovadores son los protagonistas de este cambio, al introducir innovaciones que alteran los mercados y generan ventajas competitivas. Así, la innovación no solo impulsa el crecimiento, sino que también reconfigura el ciclo económico al introducir disrupciones que conducen a nuevas oportunidades de desarrollo.

Las universidades juegan un papel clave en la disrupción al ser motores de innovación y conocimiento. A través de la investigación, el desarrollo de tecnologías emergentes y la formación de profesionales altamente capacitados, las universidades fomentan avances disruptivos que transforman industrias y modelos tradicionales. Al incentivar el pensamiento crítico y la creatividad, las universidades permiten que nuevas ideas surjan, desafíen el estado actual (status quo) y generen cambios radicales en sectores como la tecnología, la economía y la ciencia, además de colaborar con empresas y gobiernos para consolidar la gestión del conocimiento, impulsando la creación de startups, patentes y nuevas formas de hacer negocios. Las universidades tienen la obligación de preparar a los futuros líderes disruptivos, enfocando emprendimientos, incubadoras y/o alternativas de inversión sostenibles que reflejen cambios fundamentales para la economía y la sociedad en el marco de una ruta de aprendizaje significativo continuo que consolide sostenibilidad corporativa equilibrada con la gestión del desarrollo humano, ambiental y energético.

El economista moderno no debe limitarse a las enseñanzas tradicionales, sino adoptar enfoques que permitan un desarrollo sostenible. Esto incluye la promoción de energías limpias y la adopción de un modelo de economía circular. Los economistas están llamados a romper paradigmas tradicionales y promover estrategias que equilibren el crecimiento económico con la preservación ambiental.

La economía boliviana se coliga a la implementación de estrategias de subsistencia en aproximadamente un 85%. El aparato productivo formal y la interacción social se encuentran afectados por la corrupción y la baja meritocracia en la gestión de recursos humanos. Los políticos han abusado de los recursos naturales, y la corrupción ha convertido la bendición de los commodities en una maldición para el país. A pesar de estos problemas, se plantea que la economía boliviana tiene el potencial de transformarse, especialmente si los economistas se plantean el desafío de adoptar un enfoque contestatario, crítico e innovador.

La implementación de energías limpias, el fomento de una economía circular y la mejora en la formación de los profesionales de la economía, podrían resolver la disminución de reservas internacionales netas, activar la bolsa boliviana de valores en concordancia al financiamiento de proyectos ecológicos, que por supuesto, incidirían en la eficiencia marginal de las inversiones, consolidando rendimientos crecientes en el ciclo del PIB, relevando la importancia que tiene el liderazgo económico para priorizar los complementos de roles de los agentes económicos, la innovación y la transformación del sistema productivo desde la consolidación paulatina de una burguesía nacional amparada en una doctrina de estado que vincule civismo y/o patriotismo que demuestren identidad múltiple de bolivianidad.

En un contexto de la desaceleración económica de un aparato productivo incompetente correlacionado con lo subcultural, sintetizamos el fenómeno de la estanflación, ratificando que el papel del economista es crucial para fomentar la innovación y proponer soluciones que impulsen el desarrollo sostenible en un contexto poco alentador, debiendo escudriñar oportunidades para llevar a cabo transformaciones significativas. El desafío está en la capacidad de replantear paradigmas y proponer estrategias que beneficien a largo plazo el crecimiento pragmático del PIB en respeto al ambiente, a la calidad con calidez de vida que propicien cultura para gestar felicidad, atenuando los niveles de desigualdad y practicando la equidad generacional.

 

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