Don Eduard Bruckner, nació en Biberschlag, Turingia, un lugar de montañas boscosas al centro de Alemania, pueblo del que se tiene registros desde el siglo XIV, donde su gente se caracteriza por ser trabajadora y por estar al pendiente del cuidado de sus bosques y del medio ambiente.

La Casa Zeller y Mozer

La historia de Eduard Bruckner y Bolivia, tiene su inicio años antes, el año 1889, don Emilio Zeller, fundó una empresa que lo llevó a convertirse en el mayor industrial y empresario mayorista del oriente boliviano, explotaba principalmente concesiones gomeras en Itenez y tenía otras explotaciones en la región; debemos recordar que en aquella época, finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, Bolivia tenía para explotar estaño, plata, oro, cobre, salitre, quina, y en la zona oriental abundaba el llamado oro blanco, que era la goma.

 Así fue como el joven Eduard Bruckner llegó a Bolivia, contratado para desempeñarse como contador de la "Casa Zeller y Mozer", que tenía su oficina central en la ciudad de Santa Cruz, Bruckner llegó con otros jóvenes alemanes y suizos que fueron contratados desde su país de origen, para trabajar en la época de mayor expansión de aquella histórica casa comercial en aquellos años de bonanza.

Luego de varios años trabajando en la mencionada empresa en Santa Cruz, Eduard Bruckner decide unirse en sociedad con el ciudadano checo Alberto Komareck, fundando la empresa llamada "Komareck & Bruckner", que funcionó desde 1913 hasta 1916, cabe destacar que Komareck, años más tarde se convirtió en el fundador de calzados Manaco.

La empresa "Komarek y Bruckner", se asentó en lo que hoy es Bella Vista, que en aquellos años era un conjunto de barracas gomeras de propiedad de  Nemesio Ojopi, esta nueva sociedad tuvo mucho éxito y en su proceso de expansión contrató mano de obra de poblaciones como El Carmen, Huacaraje, Magdalena y Baures.

Con el crecimiento poblacional, don Eduard Bruckner, donó de sus tierras que estaban a orillas del río, los terrenos donde se fundó, en febrero de 1942, el pueblo llamado La Junta, lo que hoy es Bella Vista, cuya calle que está a orillas del río lleva el nombre de Eduard Bruckner, como agradecimiento a este hombre.

En aquellos años, los viajes se realizaban vía fluvial, o sino en carretón o a caballo, pero como hombre visionario y queriendo estar a la par de los avances mundiales, Eduard Bruckner, consiguió a través de su amistad con Willheim Kyllmann, fundador del Lloyd Aereo Bolliviano (LAB), que aquella empresa aérea abriera una ruta hacia el Beni y que llegue hasta la población de Magdalena, siendo él su primer agente.

En aquellos años, el LAB llegó a utilizar un avión anfibio para cubrir las rutas que conectaban al Beni.

Una nueva etapa

Una vez terminado el auge de la goma por razones de economía mundial, don Eduard Bruckner siguió trabajando en los otros rubros que había iniciado desde su llegada, como ser la industria, el comercio, la ganadería y la agricultura, entre otros.

Este hombre visionario, fue un gran aporte para los pueblos donde vivió, generando trabajo y encaminando hacia el progreso con su trabajo constante y su ejemplo de vida, además fue fundador de los clubes de los Rotarios y los Leones en Magdalena, brindando un gran aporte a la sociedad a través de los servicios benéficos que brindan hasta la fecha.

Don Eduard Bruckner, contrajo matrimonio en Magdalena con doña Ángela Añez Cuéllar y tuvo 10 hijos: Carmelo, Rodolfo, Ilse, Eduardo, Edwin, Lizzie, Otto Kurt, Ewaldo, Ingrid y Freddie Bruckner, todos ellos visionarios y progresistas igual que su progenitor, que han dejado huella en toda la provincia Iténez y en otros lugares donde se asentaron.

Don Eduard Bruckner, vivió en Magdalena hasta el final de sus días y siempre es recordado por su gran aporte, capacidad y valor.

La historia de Itenez está ligada a la historia de la familia Bruckner, especialmente las poblaciones de Bella Vista y Magdalena, que fue la primera población beniana en recibir el título de ciudad.