Local

Devaluación, inflación y mercados de capitales: el refugio en el oro y las perspectivas para economías en desarrollo como Bolivia

Autor: Ph. D. Alfredo Eduardo Mancilla Heredia Doctor en Economía. Posdoctoral Currículo, Discurso y Formación de Investigadores alfredomancillaheredia@gmail.com

Devaluación, inflación y mercados de capitales: el refugio en el oro y las perspectivas para economías en desarrollo como Bolivia

En un contexto global caracterizado por inestabilidad económica, fenómenos como la devaluación de las monedas, el repunte de la inflación y el estancamiento del crecimiento son cada vez más frecuentes. Estos factores, profundamente interrelacionados, impactan directamente en los mercados de capitales y provocan un notable crecimiento en el precio del oro, tradicionalmente considerado un refugio seguro ante la incertidumbre.

La devaluación de la moneda —una disminución deliberada o forzada del valor de una divisa frente a otras— tiende a elevar los precios internos de los bienes importados, contribuyendo a una espiral inflacionaria. A su vez, la inflación reduce el poder adquisitivo de las personas, encarece el crédito y erosiona la confianza en los activos financieros tradicionales. En economías estancadas, donde el Producto Interno Bruto (PIB) crece de forma mínima o incluso decrece, la población suele buscar alternativas para resguardar su capital, incrementando la demanda de activos tangibles como el oro.

La gestión de los mercados de capitales se vuelve especialmente desafiante en este entorno. Los inversores, desconfiando de instrumentos de renta fija o variable que dependen del crecimiento económico, redirigen su capital hacia activos menos expuestos a la volatilidad monetaria y a las tasas de interés. De esta manera, el precio del oro se ve impulsado, consolidándose como un activo de refugio ante la pérdida de valor de las monedas y el deterioro de los mercados bursátiles.

Desde el año 2022, los bancos centrales de varios países, incluidos algunos de economías emergentes, han aumentado sustancialmente sus reservas de oro. Esta tendencia no sólo refleja un intento por protegerse de futuras crisis financieras, sino también un movimiento estratégico ante el debilitamiento de monedas tradicionales como el dólar estadounidense y el euro.

En este panorama, las economías en desarrollo enfrentan grandes desafíos, pero también oportunidades. Bolivia, por ejemplo, con una estructura productiva dependiente de materias primas y limitada integración en las cadenas globales de valor, se ve especialmente vulnerable a la volatilidad de los precios internacionales y a la disminución del flujo de inversiones extranjeras. La escasez de dólares, la creciente presión fiscal y la dependencia de importaciones básicas exacerban la fragilidad del sistema económico nacional.

No obstante, existen oportunidades si se logran tomar medidas estratégicas. En un escenario de alta inflación mundial y búsqueda de activos de refugio, Bolivia podría potenciar su producción aurífera, no solo como un recurso de exportación sino también como una forma de fortalecer sus reservas internacionales. Además, sería crucial mejorar la gestión de los mercados de capitales internos: incentivando el ahorro en moneda nacional, desarrollando instrumentos financieros que protejan contra la inflación, y facilitando mecanismos de inversión en activos tangibles y alternativos.

Otra perspectiva importante radica en la diversificación económica. Las economías estancadas tienden a recaer en la explotación de recursos naturales, pero el desarrollo de sectores como la agroindustria, el turismo sostenible y los servicios tecnológicos puede ofrecer alternativas de crecimiento menos expuestas a los vaivenes de los precios internacionales. En este sentido, la estabilidad política y la certeza jurídica serán elementos claves para atraer inversiones a largo plazo.

Finalmente, la educación financiera masiva y el fortalecimiento de la confianza en las instituciones son pilares imprescindibles. En momentos donde la devaluación y la inflación generan incertidumbre, la transparencia en la gestión pública y en los mercados de capitales se convierte en un activo tan valioso como el oro mismo.

Así, en medio de las dificultades que presenta el entorno económico internacional, Bolivia y otras economías en desarrollo tienen la posibilidad de replantear sus estrategias, priorizando la resiliencia financiera, la diversificación económica y una nueva visión de crecimiento que contemple tanto los riesgos como las oportunidades de esta nueva era.

La devaluación, la inflación y el estancamiento económico global provocan un aumento sostenido del precio del oro como refugio financiero. En este contexto, las economías en desarrollo como Bolivia enfrentan desafíos críticos en la gestión de sus mercados de capitales, pero también identifican oportunidades estratégicas en la producción aurífera, la diversificación económica y el fortalecimiento de la resiliencia financiera. Este artículo analiza las dinámicas actuales y propone enfoques para aprovechar las oportunidades en un entorno internacional volátil.

364 vistas