“Dialogo político”: ¿qué anda bien? Autor: Ph. D. Alfredo Eduardo Mancilla Heredia

Mientras don Evo Morales y el presidente Luis Arce juegan a las “estatuas” en su lucha de egos, la economía boliviana sigue tambaleándose en un circo de desacuerdos. Al parecer, el diálogo entre ellos es tan difícil de encontrar, como los dólares en las arcas del país. La pelea demuestra las contingencias de dos prisioneros políticos que buscan amedrentarse en función de sus errores, que, sin duda alguna, han elevado el indicador de riesgo país, espantando las inversiones.

“Dialogo político”: ¿qué anda bien? Autor: Ph. D. Alfredo Eduardo Mancilla Heredia

Desde una perspectiva filosófica, se podría argumentar que el verdadero poder político solo puede ejercerse con libertad moral. Un gobernante que actúa bajo coacción o extorsión, ya sea emocional, política o económica, no es un gobernante libre, permitiéndonos recordar a los filósofos del republicanismo clásico, como Cicerón o Rousseau, quienes insistían, que la libertad política depende de la ausencia de dominación.

Luis Arce, si está atrapado en una red de extorsiones o presiones internas, ya no gobierna en libertad, sino que su mandato queda condicionado a satisfacer los intereses de quienes intentan ejercer control pleno o gestar manipulación.

En la coyuntura, el resultado de la administración pública es adverso, ha perdido el sentido de responsabilidad hacia la sociedad, porque las decisiones no se toman por el bien del pueblo, sino bajo la presión de intereses particulares asociados a la protección de la anormalidad o el enriquecimiento ilícito a costa de los demás. Este tipo de conductas, erosiona la confianza en las instituciones y en el sistema político, llevando a un deterioro general de la calidad democrática, recordando que su costo de oportunidad ha sido alto por las muertes de revolucionarios que han impulsado la evolución del pensamiento crítico y la creatividad destinados a consolidar el desarrollo multifacético de nuestra sociedad.

Las disfunciones de los agentes económicos, la crisis institucional o de oferta, tiene que permitirnos reflexionar la necesidad de una regeneración ética en la política boliviana, ya que el presidente se encuentra atrapado por la desinteligencia emocional de los actores hipócritas, enfrentando una encrucijada, teniendo la difícil labor de decidir sí permitirá que las presiones internas y externas sigan dictando su agenda, o si será capaz de romper con esas cadenas y actuar en beneficio del país, recordando, que entre las cadenas externas el precio del litio no es significativo, además que, se cayó la exportación de gas a la Argentina.

La economía mundial esta ralentizada, siendo evidente que lo externo de la gestión económica de las grandes potencias, afecte la incipiente economía nacional caracterizada por su eterna conflictividad asociada al ejercicio deficiente del poder para lograr resultados de economía y gestión del desarrollo humano ambiental, siendo imperante reflexionar las restricciones de liderazgo, que en argumento de la filosofía clásica, referencian la importancia de la toma de decisiones informadas en el marco de la libertad, integridad y transparencia, promoviendo economía y bienestar en el marco de la sostenibilidad, demostrando gobernanza seria, que respete la regulación y que garantice un futuro estable, que a su vez propicie credibilidad en el marco de las relaciones internaciones, siendo éstas fundamentales para los procesos de integración supranacional y captación de la inversión extranjera y/o cooperación internacional.

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