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EDITORIAL LAS CAPIGUARAS DE LA DISCORDIA

Hace unos cuantos días, surgió un tema que se está tratando de volver controversial. La situación comenzó con el director municipal de comunicación, Sebastián Murillo, quien decidió convocar a las unidades educativas de primaria y secundaria a que asistan al primer “CapiFest” (o festival del capiguara), que se realizará este 25 de abril. En esta actividad se exigirá al Concejo Municipal, que, de una vez, se nombre a este animalito, como la mascota de la ciudad de Trinidad, nombramiento simbólico, lo cual fomentaría la elaboración de políticas que apoyen la conservación de su especie y hábitat, garantizando a esta especie una vida plena y tranquila.

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A su vez, en entrevistas a los medios de comunicación, fiel a su estilo, Murillo, de manera transparentemente y sin tapujos, mencionó que se busca realizar el análisis de factibilidad y pertinencia para saber si la Hidrochoerus Hidrochaeris (nombre científico del capiguara), puede ser domesticado de alguna manera, si podría vivir en habitas especiales y que permitan que tengan mayor interacción con los seres humanos.

Esta propuesta contempla que se forme una mesa técnica con expertos y profesionales que conozcan el manejo de vida silvestre, además de personas que sean parte de colectivos e instituciones que trabajan sobre la protección y conservación de la vida silvestre.

Ahora, dentro de esta secuencia de hecho, tenemos que entender que este tema va un poco más allá de lo que aparenta a simple vista. En un país tan politizado como el nuestro y con un sentimiento regionalista fuerte en cada lugar que uno pisa, proponer volver un símbolo trinitario al capiguara, es profundamente revolucionario, y permitirá posicionar a la ciudad no solo a nivel nacional sino internacional.

Pareciera que como es  una pequeña ciudad del oriente boliviano, del departamento del Beni, la que propone este  salto cualitativo, y en cierta forma “patea el tablero”, queriendo poner sobre la mesa  el tema de considerar un animal tan mediático y reconocido a nivel mundial,  como un animal que pueda ser domesticado o adaptado de alguna forma a un cierto nivel de convivencia con los humanos, los térmicos de alarma salta en las grandes ciudades donde el poder se concentra y quiere seguir concentrándose. Tenemos varios ejemplos extranjeros que han decidido que animales exóticos puedan ser mascotas, pero porque se trata de una pequeña ciudad, ese tipo de temas no deben ser abordados en lo más mínimo. En países de otras latitudes como ser en China, Corea del Sur, Japón, Tailandia, entre otros, tener un capiguara se convirtió en la tendencia que llama la atención a cientos de miles de jóvenes.

Algo que siempre se reclamó fue esta suerte de andino centrismo como estandarte desde la fundación, y bueno, precisamente desde las grandes ciudades del occidente llegaron los primeros “peros”, sin siquiera haberse interiorizado del tema.

No hay que olvidar que esta iniciativa busca proponer mesas de trabajo, no imponer de determinar ningún tipo de cambio, pues sabe que lo más importante en la construcción de las identidades regionales, es el consenso y el dialogo entre iguales.

La conclusión de estas mesas técnicas son las que decidirán cuales son las alternativas para encontrar una solución que nos permita como ciudad seguir construyendo nuestra identidad y nuestra posición en el mundo, desde en este caso, la protección y visibilización de un animalito mundialmente conocido.

Si tan solo dejaran de lado los sesgos y se pusieran a dialogar, no solo entre regiones, sino también entre personas y actores, seguramente todos nos daríamos cuenta que Trinidad está buscando su camino en el mundo.

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