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El Concejo decidió no inmortalizar a seis tesoros de la identidad beniana en su 183° aniversario

Trinidad tuvo la posibilidad histórica de cerrar su 183° aniversario con un acto de grandeza: reconocer en vida a seis figuras que representan la esencia misma de la identidad beniana.

El Concejo decidió no inmortalizar a seis tesoros de la identidad beniana en su 183° aniversario

No fue así.

A pesar de que el Ejecutivo Municipal presentó el paquete normativo completo —ley de declaratoria, ley marco, modificación reglamentaria y votación de urgencia—, el Concejo Municipal decidió no tratar la propuesta, dejando en pausa lo que pudo haber sido uno de los hitos culturales más importantes de las últimas décadas.

Seis vidas. Seis legados. Seis oportunidades perdidas —por ahora.

Los nombres son conocidos por generaciones. No pertenecen a un sector político ni a una institución: pertenecen al pueblo trinitario.

      José Enrique “Pepe” Villar Suárez, maestro, periodista, escritor, la voz crítica que acompañó medio siglo de historia del Beni.

      Yuly Natusch Henrich, actriz, gestora, una fundadora de la escena teatral y de la promoción del arte en Trinidad.

      María Esther “Tonchi” Shiriqui de Yáñez, la primera alcaldesa de Trinidad, referente de servicio humano y liderazgo social.

      Selva Libertad “Fany” Velarde Hurtado, cantautora, educadora, una de las voces que moldearon la memoria musical beniana.

      Arnaldo Mejía Méndez, docente, escritor, un pilar silencioso de la educación rural y la formación de generaciones.

      Zoilo Salces Paz, maestro, periodista, cabildante, guardián de los rezos, cuentos y luchas que sostienen la identidad moxeña.

Algunos de ellos ya superan los 80 años.

La vida no espera.

La cultura tampoco.

Pero el Legislativo sí esperó. Esperó demasiado.

Y ese retraso tiene un costo emocional y moral para un pueblo que reconoce, valora y agradece a quienes construyeron su identidad.

Un Concejo que prefirió no escuchar

El Consejo Municipal tuvo en sus manos tres leyes blindadas, técnicamente perfectas, jurídicas y moralmente irrebatibles.

No había gasto público.

No había conflicto político.

No había afectación a ningún sector.

Solo había una decisión:

¿Reconocer a seis tesoros en vida o dejarlos pasar?

Eligieron lo segundo.

Y con ello, eligieron cargar con la responsabilidad de haber frenado un acto que no pertenecía a una gestión ni a una autoridad: pertenecía a Trinidad entera.

Lo que no inmortalizaron ellos, lo hará la memoria

Que el Concejo haya rechazado el tratamiento no borra el valor de estas seis vidas.

Si algo demuestra este episodio es que la cultura no depende de sesiones, votaciones o voluntades circunstanciales.

Depende del pueblo que decide recordar.

Y Trinidad no olvida a quienes la construyeron.

Seis tesoros que ya son del pueblo, aunque no tengan aún el título

Lo que queda ahora es preguntarse por qué.

¿Por qué un Legislativo decidió, en el 183° aniversario del Beni, no escuchar a su propia historia?

¿Por qué silenciar una distinción que solo buscaba agradecer?

La cultura no se impone: se honra.

Y aunque el Concejo no haya querido hacerlo ayer, la ciudadanía sí puede hacerlo hoy.

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