El edificio del Colegio “6 de Agosto” es patrimonio cultural

DATO. Las primeras clases dictadas bajo el sistema lancasteriano se desarrollaron bajo la tutela del Dr. Juan Lorenzo Campero, primer Rector y primer profesor de la Sexta Clase del inaugurado colegio, dando así su inicio de manera muy significativa para la educación trinitaria.

El edificio del Colegio  “6 de Agosto” es patrimonio cultural

Trinidad/Hugo H. Padilla Monrroy.- La edad de la juventud, que se enmarca en el tiempo de la formación educativa en el grado secundario, posiblemente sea la de más gratos recuerdos. Es la época donde la fraternidad se manifiesta de manera plena; ello encierra los gratos recuerdos en el despertar de los primeros amores, el bagaje de nuevos conocimientos, las experiencias finas y las añoranzas de ese periodo. Las obligaciones, el cumplimiento de tareas y el desarrollo de responsabilidades son mínimas en comparación con lo que surgirá en la siguiente etapa de formación, para muchos, la época universitaria.

 

Recuerdos gratos los más, ingratos los menos, entre ellos tal o cual profesor, alguna materia exquisita, quizá alguna travesura o algo extra de los avatares de esas inolvidables épocas. Lo que sí puedo aseverar es el recuerdo de las aulas, los pupitres, pizarras y tizas. En el tiempo, no se olvida aquel Templo del Saber, ese edificio emblemático que nos extrae sonrisas y añoranzas, entre miradas tiernas perdidas en el tiempo, observando que, desde nuestra partida a la vida, hubiera sufrido mejoras o, de repente, lo hubieran transformado en residencia de oficios diferentes a su primigenia función. Eso que se llama Colegio, Liceo, Academia o Universidad.

 

Con la anterior reflexión, voy a tocar la sensibilidad de muchos exalumnos y vivientes de esta ciudad. Voy a referirme al emblemático edificio del Colegio “6 de Agosto”, ese que se encuentra entre las calles Joaquín de Sierra y La Paz, hoy convertido en oficinas de diferente función en servicio del Gobierno Autónomo Municipal de la Santísima Trinidad. Digo ‘emblemático’ pues, además de ser el primer colegio de educación mayor (no superior), ha sido el referente por muchos años del forjar de sapiencia en la juventud de Trinidad, desde el año 1888 hasta la fecha.

 

El Colegio “6 de Agosto” fue creado por la Ley del 26 de octubre de 1886, en la Presidencia del Congreso Nacional de don Mariano Baptista, y sancionada el 28 de octubre de 1886 durante el gobierno de Gregorio Pacheco, en la Casa del Supremo Gobierno en la ciudad de Sucre. En su artículo único, dice:

 

“Se crea en Trinidad, capital del departamento del Beni, un colegio de instrucción secundaria, que funcionará desde el próximo año escolar, habilitando la sexta clase y sucesivamente las demás”.

 

Sin embargo, por razones de distancia en el conocimiento de la ley, la implementación de los ambientes y factores de orden político, fue el 6 de abril de 1888, en un acto de relevancia y trascendente importancia histórica de la educación trinitaria, cuando se inician las labores, siendo nombrado Rector y Profesor de la 6ta. Clase el distinguido ciudadano don Juan Lorenzo Campero. Administró la posesión el Prefecto de entonces, don Marcelo Marañón, iniciando sus labores primigeniamente como Colegio de Instrucción Secundaria, para posteriormente tomar el nombre de Colegio Nacional “6 de Agosto”, en homenaje a la creación de la República de Bolivia.

 

La creación del Colegio “6 de Agosto” emanaba de las jurisdicciones gubernamentales, mediante los distritos universitarios, los que administraban las aplicaciones de la educación. Así fue que el 15 de diciembre de 1879 se creó el IV Distrito Universitario con jurisdicción en Santa Cruz y Beni, dependiente de la Universidad de Santa Cruz, desconcentrando la jurisdicción del III Distrito Universitario dependiente de la Universidad de Cochabamba. Esto no significó que la creación del Colegio “6 de Agosto” hubiera tenido rango de educación y formación universitaria.

 

Las primeras clases dictadas bajo el sistema lancasteriano se desarrollaron bajo la tutela del Dr. Juan Lorenzo Campero, primer Rector y primer profesor de la Sexta Clase del inaugurado colegio, dando así su inicio de manera muy significativa para la educación trinitaria. Luego, el 15 de noviembre de 1888, se instaló el “Primer Tribunal de Exámenes del Colegio de Instrucción Secundaria de esta Capital”, bajo la composición del Consejo Universitario del Distrito.

 

Con referencia al edificio destinado a la enseñanza, se conoce que no se disponía de la edificación acorde a la función del nuevo colegio. Las primeras clases fueron dictadas en el edificio de la Honorable Corte de Distrito Judicial, por lo que se destinó un monto de 3.149 Bs. del Tesoro Público para la adquisición del propio edificio. Fue en 1930 cuando se adquirió el terreno donde se construyó el Edificio del Colegio Nacional “6 de Agosto”, durante la gestión Prefectural de don Hernán Velarde Rojas. Ese emblemático edificio, situado entre las calles La Paz y Joaquín de Sierra, en un estilo Neocolonial, con galerías colindantes con las calles de su ubicación, dotado de las aulas suficientes, dirección con su ingreso en el ochave, formado por las calles de su colindancia, a manera de frontis, dotado de un arco de medio punto en cuya parte superior del tímpano está inscrito el nombre del colegio; un amplio patio que serviría para las prácticas deportivas. En 1987/88, mediante financiamiento del F.I.S. (Fondo de Inversión Social), se le realizaron trabajos de mejoramiento y mantenimiento integral (cambio de cubierta, mejoramiento de paredes, reconstrucción de piso y además se le dotó de una nueva estructura de dos plantas al interior).

 

Ha habido periodos en los que la enseñanza ha sido suspendida por diversas razones; sin embargo, siempre el colegio ha surgido. Desde 1917 la continuidad es una de las fortalezas para que hasta hoy siga siendo el referente indiscutible de la Educación Fiscal. Uno de los periodos donde se produjo un corte en las actividades de la Educación Humanista del colegio fue entre 1900 y 1905, cuando se creó el Instituto Nacional Mercantil de Trinidad.

 

“El Colegio Nacional ‘6 de Agosto’ ha tenido, como hemos visto, varios nombres: inicialmente, por Ley de su Creación de 1886, empezó llamándoselo ‘Colegio de Instrucción Secundaria’; dos años después, cuando se lo inauguraba en 1886, se lo llamó ‘Colegio 6 de Agosto’ (Acta de Instalación y discurso de su primer Rector); unos meses después, en el acta de instalación del Tribunal de exámenes se lo llamó ‘Colegio Oficial de Instrucción Secundaria’; por último, desde el año 1895, empezó a llamárselo ‘Colegio Nacional 6 de Agosto’, nombre escogido para honrar a la Patria.” [Bosquejo de la Educación en Bolivia – Prof. Zoilo Salces Paz – Pags.96/97].

 

Muchos, muchísimos ciudadanos notables de Trinidad y el Beni han salido bachilleres de esas honorables y respetables aulas, bajo la tutela de no menos notables y eximios educadores. Citar a muchos de ellos y excluir a muchos más sería una manera discriminatoria de quitar los méritos de esas labores abnegadas. El Profesor Zoilo Salces Paz, en su libro: “Bosquejo de la Educación en Bolivia, El Colegio 6 de Agosto y la educación en el Beni”, desglosa muchísimos nombres de ciudadanos destacados en diferentes campos del quehacer profesional, social, deportivo y cultural.

 

El crecimiento vegetativo de tan importante Templo del Saber ha exigido que la función educativa sea trasladada a muchos ambientes, hasta que definitivamente se establezca en su nueva ubicación en la zona norte, colindante con los predios de la U.A.B. – J.B. (Sede de Docentes y Administrativos), donde tiene la amplitud y confort para brindar la más adecuada educación, orientada a la currícula regionalizada.

 

Hoy en día, ese ‘Emblemático Edificio’ del Colegio Nacional “6 de Agosto” está oficioso y destinado a servicios no acordes con su mística, esa función a la que fue destinado. En ese solar funciona una Dirección y secciones del Gobierno Autónomo Municipal de Trinidad, no de esta gestión, sino más bien de anteriores. Con el respeto a esos valores que aportó en su cobijo a tantas generaciones de benianos, debe ser reconocida y devuelta con el respeto que debemos exigir los ciudadanos cuando reconocemos en la educación uno de los más valiosos valores que debe adquirir el ser humano para su formación intelectual, con las convicciones de disciplina, honradez, respeto y amor a la Patria. Incluso en el escudo del Establecimiento se ve en la gráfica de la vista en perspectiva de ese antiguo solar (gráfica adjunta). Esa evidencia histórica no se puede cambiar.

 

No es justo que, a la fecha, ese ‘Emblemático Edificio’ sea destinado a funciones ajenas a la educación y cultura. Hoy está destinado a depósitos de materiales en desuso, servicios ajenos a la evidente función destinada a valores más grandes como son la cultura y la educación. Incluso hoy se lee a la entrada “Dirección Municipal de Coordinación Vecinal”, repartición que nada tiene que ver con la función primigenia a la que fue destinado ese edificio. Otra cosa es ver en sus paredes avisos de compra-venta de toda clase de enseres y referencias, algo muy reprochable. Justificable es la presencia de la Dirección Distrital de Educación, como dependencia ligada a la Educación Regional.

 

CONCLUSIÓN:

Dadas las referencias históricas, provistas de una investigación personal en base a documentos y libros de connotados escritores, ciudadanos bachilleres de este Templo del Saber, que no solo han dado referencias escritas, sino que nos han dado referencias vivientes a viva voz de sus recuerdos como estudiantes. Alguien recordó que en 1967 el Presidente Gral. René Barrientos Ortuño condecoró con el Cóndor de Los Andes (R. S. 137912), siendo abanderado el Lic. Pedro Becerra Gutiérrez junto al Prof. Arnaldo Lijerón Casanova.

 

Si bien el crecimiento vegetativo ha exigido la ampliación de los ambientes y su traslado, el edificio emblemático e histórico, ubicado entre las calles La Paz y Joaquín de Sierra, es evidencia física intangible y patrimonio cultural de la ciudad de la Santísima Trinidad, por lo que debe ser declarado “Patrimonio intangible de la cultura y el saber de la ciudad de la Santísima Trinidad y el Beni”.

 

Se debe plantear mediante una Ley Departamental y/o Municipal, la refacción, mejoramiento, conservación y preservación de este edificio, destinándolo con todas las mejoras indispensables a los Servicios y Direcciones de Turismo, Educación y Cultura, dotando y adecuando esos ambientes sin la pérdida de su identidad. Hay un espacio ideal en la planta interior para la dotación de un auditorio para los eventos de orden especial con excelencia Cultural y Académica.

 

Un llamamiento en términos racionales para estrechar filas todos los bachilleres de ese magno colegio, para respaldar exponiendo sus inquietudes y apoyando los mejores y buenos deseos de recuperación de un patrimonio cultural en el orden de la educación de la Ciudad de la Santísima Trinidad.

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