Gabo y la frase “Carpe Diem” (aprovecha el día)
Escrito por: Hugo H. Padilla Monrroy

Acabo de terminar la lectura, del libro “Vivir para contarla”, de Gabriel José García Márquez [Gabo], como siempre, cada vez que me toca leer algo del escritor, autor de tantos libros como ‘La Hojarasca’ (1955), ‘El coronel no tiene quien le escriba’ (1961); ‘La mala hora’ (1962); ‘Cien años de soledad’ (1967), ‘El otoño del patriarca’ (1975), ‘Crónica de una muerte anunciada’ (1981).
Se dice que nació en Aracataca, un pueblito colombiano el 6/03/1927. Criado por sus abuelos, de quienes heredó virtudes, lectura y creatividad literaria, siendo periodista desde muy temprana edad, no concluyó sus estudios de Periodismo y Derecho. Vivió siempre su día (carpem diem), siempre abocado a las letras y al oficio que fue su pasión desde muy tierna edad. Murió en la ciudad de México el 17/04/2014. Sabemos que fue un novelista, cuentista, guionista y periodista, reconocido mundialmente por su obra excepcional, "Cien años de soledad", quien fue exponente del realismo mágico, un estilo literario que combina elementos realistas con fantásticos y míticos, reconocido como ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982.
El libro que acabo de terminar de leer, es una biografía, muy excelentemente relatada en prosa, que dibuja la vida de Gabo, con todas sus naturales experiencias y vivencias como todo ser normal, pero dotado de una increíble narrativa; describiendo, defectos, virtudes, sensibilidades, nostalgias y todo lo que la dotada memoria de retención, le ha valido para detallar esas remembranzas de niñez, con el coronel Márquez y la abuela Mina. Además, sus estudios y reconocimientos en el colegio San José, su viaje a Bogotá, donde fue enviado a estudiar, pero, desvió la intención paterna por esa vocación innata que le dotó la naturaleza, ese recuerdo grato de sus mentores en el periódico ‘El Espectador’ y ‘El Independiente’, su vida bohemia, en bares, cafés, prostíbulos, viviendo al filo de la navaja económica durante toda su vida, de manera austera y sin saber cuánto tenía en sus caudales bancarios hasta antes de su viaje de confinamiento casi voluntario a Ginebra, su dedicación y respeto por su madre, su guía y confidente, por su padre y hermanos por diversos caminos, tan normales como todos los moradores de estas tierras suramericana.
Esa mente privilegiada, esa alma sujeta a su destino de literato inmenso, prefirió las teclas de una máquina de escribir perdida un 9 de abril de 1954, en una casa de empeño, que las huellas del amor, de las virtudes del hogar y familia, encontradas al final con Mercedes Barcha Pardo y sus dos hijos, Rodrigo, Gonzalo e Indira, la hija secreta.
Su relato simple, con contenido fino, nacido en el humo de tres cajetillas de cigarro diarias, noches de tertulia con amigos escritores, con sabor de café caliente o licores finos caribeños, hicieron de Gabo, el ser mundano, que captó al humano de las riberas del Caribe; sin ser político, fue defensor de los valores sociales y como periodista fue cultor de la verdad; esto lo anoto por ese relato sincero y detallado de esa síntesis biográfica contenida en el libro que escribió “Vivir para contarla”.
He querido asociar esta lectura del libro, con la frase “carpe diem”, porque creo yo que Gabo, vivía su día sin preocuparse del mañana; escribía lo que vivía, sin
obstaculizarse por el ‘devenir’. Los recuerdos y el almacenamiento cerebral de las imágenes de un pasado andado, estaban guardados en la carpeta de cuero qué no perdió, además he corroborado como lector y escritor que, la inspiración viene por una frase, una vista, un recuerdo asociado al presente, como le sucedió al Nóbel, en varios casos, como en “El Coronel no tiene quien le escriba", inspirada en la espera de la carta de aceptación de la jubilación del abuelo, el Coronel Nicolás Márquez por su actuar en la Guerra de los Mil Días, en Colombia, personaje que encarna la dignidad con la esperanza frente a la adversidad. O como también la novela “Crónica de una muerte anunciada”, el crimen involucró el asesinato de Cayetano Gentile Chimento, amigo del autor, a manos de los hermanos Chica Salas, quienes buscaban vengar la supuesta deshonra de su hermana Margarita, acusada de haber perdido la virginidad antes del matrimonio; este suceso, descrito en una obra literaria investigada que explota temas como el honor, la fatalidad, el destino, la cultura y la influencia del grupo sobre las personas.
Al concluir esta lectura y asociarla a la frase por veces pronunciada “Carpe diem”, (Aprovecha el día), que en forma original reza, “quam minimum credula postero”, (“…confiando lo menos posible en el mañana”), anotada en la obra Odas, específicamente en el libro 1, oda 11, escrita alrededor del año 23 a.C., del poeta romano Horacio (Quintus Horatius Flaccus), nacido el año 65 a.C. y fallecido en el año 8 a.C., nos obsequia el mensaje al recibir la enseñanza de vivir siempre, el presente…