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¿Gobernar para la gente o para sus bolsillos? Concejo prioriza sueldos y frena el desarrollo de Trinidad

Por: Leonidas Philips R.

¿Gobernar para la gente o para sus bolsillos? Concejo prioriza sueldos y frena el desarrollo de Trinidad

Mientras los vecinos de Trinidad esperan soluciones urgentes para mejorar sus calles, el Concejo Municipal destina el 63,48% de su presupuesto a pagar sueldos y consultores, dejando apenas un margen mínimo para obras que beneficien a la población. De los 11,5 millones de bolivianos con los que cuenta esta instancia en 2025, más de 7,2 millones se irán en salarios, una cifra que evidencia cómo la burocracia se convierte en un freno para el desarrollo de la ciudad. 

El contraste es indignante. Hace semanas, el alcalde Cristhian Cámara y su equipo técnico acudieron al Concejo para instalar las mesas técnicas del proyecto de pavimentación de 500 cuadras, una de las inversiones más importantes en infraestructura vial de la historia de Trinidad. Sin embargo, la falta de voluntad política de los concejales ha impedido su aprobación, privando a miles de ciudadanos de una mejora real en su calidad de vida. 

Las imágenes de vecinos caminando entre charcos de barro en épocas de lluvia o tragando polvo en la sequía son escenas comunes en una ciudad que sigue esperando respuestas. Pero, en lugar de actuar con responsabilidad, el Concejo destina sus recursos a mantener una estructura pesada y costosa, dejando en segundo plano las necesidades urgentes de la gente. 

La pregunta es inevitable: ¿para quién gobiernan? Porque mientras los ciudadanos luchan con calles deterioradas, escasez de obras y falta de servicios básicos, los concejales siguen asegurando sueldos y consultorías con recursos que deberían traducirse en progreso. 

Trinidad merece un Concejo que trabaje por el pueblo, no por la comodidad de unos cuantos. Las calles no se pavimentan con discursos vacíos, ni el desarrollo llega con sesiones inconclusas y reuniones sin decisiones. Es hora de que los trinitarios exijan respuestas y que quienes tienen el poder de decidir recuerden a quiénes se deben. Porque gobernar es servir, no servirse.

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