Ruber Yuco, tata del Cabildo Indígena de Trinidad, expresó la importancia de esta tradición. “Mire, nosotros tenemos esta costumbre de celebrar este Día de Todos los Santos y de los Difuntos. Antiguamente, nos cuentan nuestros antepasados, nuestros abuelos, que los difuntos todavía se enterraban al costado de la casa, donde ellos visitaban permanentemente a sus difuntos. Ahora ya hay un lugar que se llama el Campo Santo”, indicó Yuco, subrayando el cambio de práctica a lo largo del tiempo sin perder el sentido de la celebración.

La comunidad realiza estas festividades en un espacio con gran significado histórico, en la casa de don Lorenzo Vare, reconocido como un sabio de la cultura indígena. Yuco describe este encuentro como un momento especial donde “las abuelitas, las mamitas, van a hacer su plato especial, que significa la presencia de nuestro difunto; con el aroma se sirve en ello, ya no la comida”. La comida blanca es preparada como una ofrenda, y el aroma que emite simboliza la invitación para los seres queridos fallecidos, quienes, según la tradición, están presentes en ese instante sagrado para escuchar las peticiones de los familiares y brindar su protección.

Yuco destacó que esta tradición permite a los indígenas conectarse con el espíritu de sus ancestros y recordar sus enseñanzas y consejos: “Esta comida la ofrecemos a nuestro difunto recordando que nunca nos hemos perdido de ello, nunca nos hemos olvidado, y que decimos recordándolo como si fuera en ese momento, por sus consejos, por sus conocimientos, por sus saberes”.