La violencia, que estalló durante el fin de semana, continuó el lunes, cuando las fuerzas gubernamentales desplegadas para restablecer el orden se vieron arrastradas a enfrentamientos con grupos armados locales.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un observatorio de la guerra con sede en el Reino Unido, informó de un mayor número de víctimas, afirmando que al menos 50 personas habían muerto en los combates, entre ellas dos niños y seis miembros de las fuerzas de seguridad. Los disturbios comenzaron con una serie de secuestros entre miembros de la minoría religiosa drusa y clanes beduinos suníes.

Dos combatientes de clanes beduinos sunitas conducen su motocicleta mientras pasan junto a las fuerzas de seguridad del gobierno sirio, el 14 de julio de 2025.

Dos combatientes de clanes beduinos sunitas conducen su motocicleta mientras pasan junto a las fuerzas de seguridad del gobierno sirio, el 14 de julio de 2025.AP Photo

Según el observatorio, las hostilidades se desencadenaron cuando miembros de la tribu beduina establecieron un puesto de control, donde presuntamente atacaron y robaron a un joven druso vendedor de verduras. Ese incidente desencadenó secuestros en represalia por ambas partes.

"Se produjeron algunos enfrentamientos con grupos armados al margen de la ley, pero nuestras fuerzas están haciendo todo lo posible para evitar víctimas civiles", declaró el portavoz del Ministerio del Interior, Noureddine al-Baba, a la cadena estatal Al-Ikhbariya TV, confirmando que las fuerzas de seguridad habían entrado en la ciudad a primera hora del lunes.

El Ministerio del Interior calificó la situación de escalada peligrosa y achacó el deterioro de la seguridad a "la ausencia de las instituciones oficiales pertinentes", que, según dijo, había agravado el caos y obstaculizado los esfuerzos de la comunidad local por restablecer la calma.

Israel ya ha intervenido anteriormente en Siria en defensa de la minoría drusa. En mayo, las fuerzas israelíes atacaron un lugar cercano al palacio presidencial de Damasco, en lo que se consideró una advertencia al presidente interino Ahmad al-Sharaa.

El ataque se produjo después de que decenas de personas murieran en enfrentamientos entre hombres armados progubernamentales y combatientes drusos a principios de año en la ciudad de Sahnaya y en Jaramana, un suburbio de Damasco de mayoría drusa.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el entonces ministro de Defensa, Israel Katz, afirmaron entonces en un comunicado que Israel "no permitirá el despliegue de fuerzas (gubernamentales sirias) al sur de Damasco ni ninguna amenaza a la comunidad drusa". En Israel, los drusos son considerados una minoría leal y a menudo sirven en las fuerzas armadas.