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La goma, el Acre y Nicolás Suárez

Por: Fernando Vaca S Senador

La goma, el Acre y Nicolás Suárez

La explotación del árbol de la siringa (Hevea brasiliensis) del cual se extrae el látex o resina lechosa, tuvo gran importancia en la industria mundial a partir del descubrimiento del proceso de vulcanización.

El árbol de la Goma es propio de la cuenca hidrográfica del río Amazonas, fue de gran importancia en el poblamiento de la región amazónica (selva), pero también generó escenarios de conflictividad por el valor económico que representaba la actividad en sus diferentes ciclos en territorios que con gran dificultad lograban definir sus límites oficiales y carecían de la presencia institucional del Estado o de sus gobiernos en la región.

Previo a este hito conocido como el “Boom de la Goma”, en Bolivia la actividad económica principal se concentraba en la recolección de quinina (Chinchonia callisaya) en la parte alta del río Beni, particularmente Yungas y norte de La Paz, así como en la navegación del río Mamoré para la comercialización de algunos productos con utilización de mano de obra de indígenas como fuerza de carga y remo en monterías, canoas, callapos y batelones.

Es por eso que Bolivia, en comparación a Perú y Brasil, tuvo un ingreso tardío en la actividad gomera, intensificándola luego de 1880 cuando Edwin Heath navegó la parte baja del río Beni, la confluencia de éste con el río Madre de Dios, el río Orthon y finalmente unirse con el río Mamoré, tributarios ambos del Madera que permitía llegar hasta el río Amazonas y de allí cruzar el Atlántico hasta Europa.

En Brasil se realizó un desplazamiento del noreste hacia los ríos Purús y Acre, donde se encontraban buena parte de los árboles de siringa, Perú hizo lo mismo hacia el sector de sus provincias Amazonas, Loreto y Madre de Dios e iniciaron la actividad del “picado, rayado o extracción del látex” bajo sistemas administrativos de habilito, muchas veces comprado con sistemas de semiesclavitud tanto de indígenas de la región como de migrantes en busca de trabajo.

A partir de 1880 en Bolivia se genera una ola migratoria importante hacia los ríos del norte, particularmente de gente proveniente de Santa Cruz, del sur del Beni y de La Paz, que fueron estableciendo en las orillas de los ríos centros o colocaciones gomeras llamadas barracas para desarrollar la extracción de goma, cuyo apogeo duró hasta más o menos el año 1912, posterior a ello se registró un descenso paulatino en la cotización de la goma en los mercados de Europa, toda vez que sus países, vía contrabando de semillas, lograron desarrollar plantaciones  industriales en sus colonias del sudeste asiático.

De este modo fue que se pobló la región norte de Bolivia, sin la presencia institucional del Gobierno sino a partir de los asentamientos privados, que de algún modo intentaron ser regulados a través de la creación de la Delegación de los Territorios de Acre, Purús y Madre de Dios en 1890, luego transformada en Territorio Nacional de Colonias en 1900 o con la creación de la Aduana de Villa Bella desde donde se enviaban remesas importantes al Tesoro General de la Nación.

Nicolás Suárez Callaú, proveniente de Santa Cruz con su familia, se dedicó en su juventud al transporte de carga por el río Mamoré, cobrando comisiones a los empresarios que utilizaban sus servicios hasta que con sus hermanos logra levantar varias Firmas Comerciales, girando en el negocio de la exportación de la goma particularmente y otros rubros; heredó los negocios tras la muerte paulatina de sus hermanos y algunos socios; afincó su sede comercial en la Cachuela Esperanza (bajo Beni) desde 1882 desde donde controlaba prácticamente el 80% del transporte y el negocio de la goma, creó barracas, compró otras para lo que necesitó establecer un sistema administrativo eficiente (contratando personal administrativo europeo) y disponer de mano de obra proveniente del sur del Beni y de Santa Cruz, pero también de originarios Tacanas y muy pocos originarios del lugar a través de un mecanismo denominado de “Enganche” (que por cierto fue regulado); hay quienes consideran que este sistema fue injusto e inhumano, incluso que se ajustició a mucha gente criolla o indígena; salvo algunos episodios esporádicos es mala tal conjetura toda vez que hay que recordar que la mano de obra era escasa y había que cuidarla. Cualquiera que fuese el análisis hay que comprenderlo a la luz de la época, del contexto y de la inexistencia del Estado y del Gobierno; de hecho, también este sistema aún le permite a Bolivia disponer de una amazonía extensa y ecosistemas menos depredados como en otras partes del país.

En esta lógica histórica no es fácil comprender sombras y luces en el “boom de la goma” sin remitirse a la intervención de Nicolás Suárez, por un lado, y por otra al Gobierno boliviano. En el primer caso, Nicolás Suárez tuvo la acertada participación para defender la heredad nacional, al margen de sus intereses, poniendo a disposición su capital, su personal, su logística, incluso su vida y la de sus familiares para evitarle a Bolivia la pérdida de mayor geografía; lo hizo en conflictos con Perú (Campaña del Manuripi), con Paraguay en el Chaco; pero con Brasil en el Acre sin duda adquiere notoria relevancia su acción creando la “Columna Porvenir”, apenas se anoticia de la insurgencia de alguna milicia brasilera y empresarios del Acre en agosto de 1902. Con la “Columna Porvenir” compuesta por trabajadores siringueros y administradores de barracas de su firma comercial, recuperó la barraca Bahía (hoy Cobija) el 11 de octubre de 1902 y puso a raya la avanzada de los insurgentes brasileros, hasta que la “Columna Porvenir” fue anexada a la fuerza boliviana ya en territorio en contienda, pero casi dispensando de su participación hasta su disolución en 1903.

 

Entre tanto, el Gobierno Nacional a través de sus batallones reducidos en cantidad de elementos tenían dificultad para adaptarse al territorio o tardaban mucho para llegar desde la sede gobierno hasta la región, ya sin alimentos ni pertrechos que fueron socorridos con la participación económica también de Nicolás Suárez y que nunca le fue rembolsada.

Sobre esta acción civil patriótica (Columna Porvenir y la Batalla de Bahía) se puede encontrar mejor referencia y con muy buenas fuentes en el libro denominado “Anotaciones y Documentos sobre la Campaña del Alto Acre, 1902 – 1903”, en donde se demuestra con claridad cómo se organizó la Columna Porvenir, quiénes participaron, cómo se generaron las estrategias y las táctica de intervención, así como la idea de contar en el arsenal con algunas flechas que fueron utilizadas por orden del propio Nicolás Suárez y que con tal suerte o experticia uno de los soldados logra hacer impactar y quemar el lugar en el que guardaban pertrechos los brasileros y que fuera determinante para la victoria en la Batalla de Bahía; ese soldado algunos dicen que se llamó Bruno Racua, otros, Juan de Dios Aguada (hay que revisar el libro y prestarle menos atención a la ficción).

Los conflictos con Perú y con Brasil tienen directa relación con las actividades de la goma pero también con el abandono institucional del Gobierno boliviano que repercutió finalmente en la pérdida, incluso por acción diplomática, de extensos territorios ricos en biodiversidad. La falta de delimitación clara de la geografía norte y los esfuerzos erráticos de Bolivia por sentar soberanía con medrada capacidad económica y humana, se vio reflejada en la instalación de la Aduana de Puerto Alonso en el bajo Acre en 1899 que dio origen a la primera campaña de la Guerra del Acre; en la Segunda Campaña Brasil encontró su buen pretexto expansionista en un supuesto arrendamiento de administración de territorios y de navegación otorgada por Bolivia a “The Bolivian Syndicate” a ser operado por intereses norteamericanos.

Este supuesto acuerdo fue considerado como agresivo para la seguridad y los intereses de Brasil, lo que dio origen a una solapada intervención militar desde 1902 a 1903  de su Gobierno apoyando a insurgentes que incluso llegaron a ingresar en territorio boliviano hasta el río Orthon en 1903, donde se firma el Tratado de Modus Vivendi, poniendo “cese al fuego y repliegue de fuerzas” (a eso llegó el General Pando, entonces Presidente de Bolivia, nunca participó durante la contienda); finalmente el 17 de noviembre de 1903 se firma entre Bolivia y Brasil el Tratado de Petrópolis por el que Brasil se queda con más de 121.000 km2 de territorio boliviano, con una compensación de 2 millones de libras esterlinas y la promesa de construcción de una línea férrea en su propio territorio, que fuera construida pero abandonada cuando definitivamente el negocio de la goma terminó.

La goma es vital para entender la historia del territorio selvático; no había Bolivia, no había Brasil, no existía el departamento de Pando; eran hombres, empresarios y siringueros, criollos o indígenas, en agreste tierra haciendo patria allí donde se vive y trabaja. Por eso hoy, la castaña debe entenderse en esa misma lógica de complementariedad amazónica.

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