“Dicen que la Pascua llega

desde la loma, saltando

de rama en rama,

como paloma, como paloma…”

…La madrugada

   llama a fiesta,

con canciones de violines

y aroma de rosas pascuas.

El ancho patio,

a lo largo de los corredores,

              trasciende

a molle

y sequia de molino,

  a tonadas

  y contrapuntos.

Al viento sonoro del erke y caña,

en revuelo de cielo y ponchos,

se embriaga la mañana al asir 

las manos de las buenamozas:

Rueda que rueda

el viento de la rueda

y gira que gira

      -en lo alto-

un rebozo

de celeste cielo.

Tomado de tu blanca mano

        tierna gracia morena,

perfumada de resolana y lluvia,

la brisa deshoja en tu piel

aromas de menta y albahaca,

y por la senda que trazan

tus frágiles pasos,

    canta, canta…

En tu talle vuelan

frescas golondrinas de ensueño

y tus dulces sonrisas

son destellos de tus ojos

-vid del valle-                                                                                                        en el milagro de la madrugada.

Entre el rítmico zapateo

que florece al unísono

entre los maderos del puente,

y sones de violines

que se pierden en aromas

a lo largo de las callejuelas,

conmovida la copla

-alado canto-

se alza el cielo:

     “Pa’ la Pascua, pa’ la Cruz,

       tengo que volver,

       que volver,

       a ver estos lindos pagos,

              donde dejo mi querer,

              donde dejo mi querer…”