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La rebelión de Pedro Ignacio Muiba y su impacto en las luchas territoriales indígenas

Por: Daniel Bogado Egüez

La rebelión de Pedro Ignacio Muiba y su impacto en las luchas territoriales indígenas

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Después de la expulsión de los Jesuitas (1767) y en los albores de la República, los indígenas de Mojos vivían en condiciones de esclavitud, eran utilizados para realizar trabajos duros e inhumanos, mayormente los hombres eran “contratados” como remadores, pero el pago lo recibían los curas. Al respecto Gabriel René Moreno (1973) describe:

“… se eximían de socorrer a los tripulantes ni con especies para su manutención. De vuelta a cuarenta pesos la canoa carguera con diez y seis remeros. ¡Setenta días de remar ida y vuelta por cuarenta pesos!. Pero entiéndase que son 40 pesos pagados a…el cura. El indio tenía que llevar su tapeque o comida; dejaba sus chacritas y a su mujer, y a sus hijos, etc”

 

Los indígenas se cansan de este maltrato y se sublevan, se niegan a seguir tripulando las canoas para llevar al gobernador y su familia a Santa Cruz:

“ el 28 de octubre de 1810 los loretanos se negaron a tripular unas canoas que partían conduciendo la familia y equipaje del gobernador...sin embargo el gobernador y los curas se encargan de castigar a los desobedientes” (Moreno, 1973).

 

El 10 de noviembre de 1810 Pedro Ignacio Muiba protagoniza un levantamiento masivo con el apoyo de las poblaciones de Loreto y Trinidad su tierra. La gesta revolucionaria de Pedro Ignacio Muiba estaba sustentada en la proclama:

“¡El rey ha muerto, nosotros seremos libres por nuestro propio mandato. Las tierras son nuestras por mandato de nuestros antepasados a quienes los españoles les quitaron!” (Natusch, 1982 ).

 

Pedro Ignacio Muiba logró la gobernación autónoma de Trinidad y Loreto, pero esto no duró más de dos meses pues el Gobernador Urquijo convenció a los canichanas a la cabeza del Cacique Juan Maraza para que fuesen a sofocar a los pueblos “sacrílegos”. El caudillo mojeño Pedro Ignacio Muiba fue perseguido y asesinado en las cercanías del río Mamoré y su cabeza expuesta en la plaza de San Pedro para que sirviera de escarmiento (Lijerón, 1998:66).

 

Pero no solo asesinaron a Pedro Ignacio Muiba, sino también a mujeres, niños y ancianos que corrieron a refugiarse en la Iglesia, donde creían estar a salvo. Las tropas comandadas por Maraza que obedecía las órdenes del Gobernador Urquijo, mataron de manera inhumana a más de 100 indígenas trinitarios. Este hecho está registrado y la Iglesia Católica debe pedir perdón a los indígenas por este genocidio.

Quien relata con más detalle este luctuoso episodio es Antonio Carvalho Urey (1977) a través del informe de fecha 17 de enero de 1811 que enviara el secretario Lucas José Gonzales desde Trinidad al Gobernador Urquijo que residía en San Pedro:

El 15 a horas 9... nos encaminamos a Trinidad... pero apenas nos aproximamos al citado pueblo, cuando reparando que tanto los varones trinitarios, como las mujeres corrían a refugiarse a la Iglesia, se puso a la tropa en la plaza... y  a cuántos encontraban los mataban a palos, no obstante que aquellos huían desarmados, hubo efusión de sangre y muertes... los que caían en el atrio y fuera de él, a fuerza de garrotazos, les quitaban las camijetas y los azotaban dejándoles en cueros viejos, muertos y moribundos; así mismo le daban con el látigo a las mujeres sin apiadarse de sus criaturas que traían en brazos... Fenecido el saqueo general se retiraron las tropas... pasé a reconocer el estrago ejecutado y conté muertos 115 en total... y la iglesia desde el Atrio hasta arriba esta cubierta de sangre de los predichos... se registró la iglesia y encontraron dentro del tumbadillo más de 4.000 flechas, arcos, macanas, garrotes de chonta ocultos por los trinitarios, los que se quemaron en la plaza” (Carvalho, 1977 )

 

Pero el canichana Juan Maraza reivindicaría su accionar contra Pedro Ignacio Muiba y el pueblo trinitario años después, cuando el Gobernador Velasco pretendió despojarlo de su bastón de mando, él le dijo que tenía mayor poder otorgado por Dios, entonces Velasco lo mató con una pistola. Este hecho enardeció al pueblo canichana que  se alzó contra el gobernador y su gente a los cuales quemaron vivos, en abril de 1822 (Lijerón op.cit:68). Después de este hecho la capitalía provincial pasó a Trinidad hasta el día de hoy.

 

Murió Pedro Ignacio Muiba, pero la proclama que dejó: Las tierras son nuestras por mandato de nuestros antepasados… sigue latente en el espíritu de los mojeños. En la época de la goma, avasallan los carayanas los centros reduccionales y los indígenas deciden retornar a sus antiguos lugares (lomas prehispánicas)  a través del movimiento de búsqueda de la LOMA SANTA cuyo precursor es el líder carismático Andrés Guayocho de origen Itonama y el mojeño Trinitario Santos Noco Guaji  que fundó San Lorenzo de Mojos y los demás trinitarios fundan las actuales comunidades sobre el Isiboro, Sècure  y otros rìos.

 

Un siglo después, en 1987, los territorios indígenas nuevamente son avasallados por madereros, colonos y ganaderos porque el Gobierno Central les otorgó tierras y concesiones forestales. Entonces se reorganizan, conformando la Central de Cabildos Indigenales Mojeños (CCIM), y cuando los otros pueblos indígenas se sumaron a la lucha, en 1989, nació la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB) organización que protagonizó la primera e histórica marcha “por el territorio y la dignidad” que partió de Trinidad el 15  de agosto de 1990 rumo a La Paz.

 

El Gobierno de Jaime Paz Zamora, reconoce los primeros cuatro territorios indígenas: Territorio Indígena Multiétnico en el Bosque de Chimanes (TIM), Territorio Indígena Chimane (TICH), el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS)  y el Territorio Indígena Sirionó (TIS) a través de Decretos Supremos que los empresarios madereros desconocieron. Sin embargo, los empresarios emitieron una Amparo Constitucional argumentando que un territorio no puede estar dentro de un territorio nacional, es decir la patria.

 

Entonces, los indígenas se reorganizan nuevamente y protagonizan la segunda marcha que partió desde Santa Cruz hasta Samaipata en 1996, logran conquistar la Ley INRA que reconoce las Tierras Comunitarias de Origen (TCOs). Con esta ley que tiene más peso jurídico que los Decretos Supremos por su mayor rango constitucional, les permitió y permite  a los pueblos indígenas contar con títulos de propiedad y poder vivir con dignidad realizando sus actividades socioeconómicas. Sin embargo, el 2010 nuevamente el Estado les vulnera estas conquistas al no consultarles la ejecución de megaproyectos como la construcción de una carretera que pasa por medio TIPNIS. Además esta carretera no les trae ningún beneficio porque queda a 3 días de caminata para llegar a la carretera desde el lugar donde vive  la mayoría de las comunidades sobre los ríos, Isiboro, Secure y otros. El beneficio mayor será para los cocaleros que intentan convertir al TIPNIS en sembradíos de coca que sabemos que es destinado al narcotráfico.

 

Es por eso que los indígenas siguen luchando por sus espacios territoriales y Pedro Ignacio Muiba, es su referente y guía en sus luchas para defender lo que heredaron de sus antepasados. La marcha continúa y aún sigue latente su proclama que emitiera el 10 de noviembre de 1810: “…nosotros seremos libres por nuestro propio mandato. Las tierras son nuestras por mandato de nuestros antepasados…”.

 

En Bolivia cuánto cuesta reconocer a los verdaderos héroes de la patria, Pedro Ignacio Muiba fue el primer indígena que se reveló contra el yugo español en Moxos el 10 de noviembre de  1810, y la historia oficial lo negó durante mucho tiempo.

 

Tuvo que ser un escritor beniano don Antonio Carvalho Urey que fue hasta los Archivos en Sucre para desempolvar esta parte de la historia y escribe el libro: Pedro Ignacio Muiba, el héroe (1977). El en persona en calidad de diputado suplente por el Beni gestionó para que el Estado reconociera la figura de Pedro Ignacio Muiba a través de una Ley.

 

Sin embargo, su deceso fortuito impidió seguir con este trabajo. Posteriormente el profesor Arnaldo Lijeròn Casnovas tomó la posta y junto con el Diputado Millàn Rivera continuaron con las gestiones y recién el año 2.000 el Congreso Nacional reconoce a Pedro Ignacio Muiba como HEROE NACIONAL. Paradójicamente en el Beni recién en su bicentenario 2010 emite una Ley donde instruye que cada 10 de noviembre se realice diferentes actos en homenaje a la gesta libertaria de Pedro Ignacio Muiba y es declarado feriado departamental, pero no es feriado nacional. 

 

Como benianos debemos reconocer y difundir esta parte de la historia desconocida y negada por el resto del país. Solo reconoce a Tupac Katari, Tupac Amaru y Bartolina Sisa. Nosotros los benianos con orgullo debemos decir que acá en Moxos también un líder indígena trinitario se sublevó contra la corona española el 10 de noviembre de 1810 y su nombre es   PEDRO IGNACIO MUIBA.

 

Ahora que el Gobierno central consultó sobre la gesta libertaria para celebrar el bicentenario de la patria, una comisión beniana encargada del bicentenario, indicó que el 22 de abril es la fecha de la rebelión de los canichanas. Si bien con este hecho se retiró la administración colonial y se trasladó la capital a Trinidad hasta el día de hoy,  no tuvo el impacto que produjo la proclama y la acción liberaría de Pedro Ignacio Muiba protagonizada el 10 de noviembre de 1810. Con este hecho perdemos una oportunidad histórica de consolidar la gesta libertaria del líder Pedro Ignacio Muiba.

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