La Revolución del 52 y sus efectos socioeconómicos en Bolivia
Por Daniel Bogado Egüez La independencia de Bolivia no trajo tantos cambios sociales como lo hizo la revolución del 52, pues se continuó con el sistema de explotación minera donde los mitayos seguían bajo el látigo de los nuevos dueños del oro, la plata y el estaño.

Se mantuvieron y es más se favorecieron las viejas estructuras sociales de la colonia y los criollos, hijos de españoles nacidos en Bolivia se repartían el poder político. Antes de la Revolución del 52, solo podían votar los hombres que vivían en las ciudades y que sabían leer y escribir. Más del 80% de habitantes que vivían en el campo no podían votar, tampoco las mujeres.
En este sentido la Revolución del 52 logró reformas que cambiaron las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales del país.
A nivel económico la Reforma Agraria permitió romper el latifundio con su máxima: La tierra es de quien la trabaja, aunque en el Oriente Chaco y Amazonia se mantuvo la estructura semifeudal hasta hace poco.
Otro cambio fue la Nacionalización de las minas donde lograron quitar el poder de los tres barones del estaño Hoschild, Aramayo y Patiño y a través de la Comibol lograron que las riquezas del subsuelo pasen a ser administradas por el Estado.
En el plano político el voto universal logró que todos los ciudadanos, tanto de la ciudad como del campo logren votar. En especial se logró que la mujer pueda asistir a las urnas y emitir su voto por primera vez.
Este hecho se convirtió en un cambio social de gran magnitud, pues Bolivia empezaba a tomar en cuenta a toda su gente para ejercer su derecho ciudadano a elegir y ser elegido, es decir a poner en práctica el derecho democrático.
El cambio a nivel social y cultural se realizó con la Reforma Educativa, pues los sectores postergados del campo, ya podían acceder al estudio, lograron ejercer un derecho que le compete a cada ciudadano aprender a leer y escribir. A leer la historia pasada y a escribir su propia historia.
Esta revolución puso los cimientos de la actual Bolivia, un país donde poco a poco se respetan los derechos de los ciudadanos, aunque siguen restos de colonización interna, producto de algunas personas que aún creen vivir con privilegios que les otorgaba la colonia o que por el simple apellido se sienten “superiores” a otros menos privilegiados y que lastimosamente es una mayoría en nuestro país.
Después de la Revolución del 52 continuaron los golpes de estado y se repartían el poder las clases militares hasta 1980 y en 1981 nos gobierna la primera mujer, la señora Lidia Gueiler Tejada.
El primer fruto de la Revolución del 52 llegó 30 años después con la consolidación de la democracia en 1982 que gracias a don Hernán Siles Zuazo logramos recuperar la democracia y desde entonces no estamos repitiendo la triste historia de los golpes de estado que solo traían dolor y luto en muchas familias que no compartían las ideas de los gobiernos de facto.
Considero, que a pesar de los claros y oscuros, de las subidas y bajadas que nos ha tocado vivir en estos últimos 40 años, estamos consolidando un sistema democrático que aunque débil, es el único sistema que nos permite elegir y votar por nuestras autoridades a nivel nacional, departamental y municipal.
Ahora estamos en un proceso democrático muy complejo, pues los últimos 20 años estuvimos subsumidos en un modelo económico que al principio contentaba a todos, pero poco a poco condujeron a una fuerte crisis económica, que ahora se ha tornado en una crisis social y política muy profunda, donde nuevamente el país se ha polarizado y en esta pulseta se traman los que quieren mantener el modelo y otros que quieren cambiarlo, pero hasta ahora no brindan propuestas sólidas de cambio.
Esperamos que se fortalezca nuestra democracia y que las nuevas autoridades logren sacarnos de esta crisis económica, social y política en la que estamos inmersos todos los bolivianos.