Lo que pudo ser Bolivia, y no fue…
Gary Antonio Rodríguez Álvarez Economista y Magíster en Comercio Internacional

Corría el 2006, cuando el
Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) publicó el libro "Visión
Bolivia Productiva y Exportadora", como un aporte a la Asamblea
Constituyente instalada ese año para modificar la Constitución Política del
Estado. La exposición del estudio, de casi 300 páginas, fue el 27 de febrero de
2007 en el emblemático Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, en Sucre,
habiéndose entregado allí, una tonelada de libros. Fue tal la expectativa, que,
abarrotado el auditorio por más de cien Constituyentes, se tuvo que habilitar
un recinto adyacente, para su transmisión remota.
Fue algo histórico, se trató
del primer aporte desde la sociedad civil a la Asamblea Constituyente, con
abundantes análisis e información, un trabajo multidisciplinario de cinco
profesionales, cuatro de ellos, lamentablemente, fallecidos: Lucio Paz Rivero
(+), varias veces Ministro de Estado, ex funcionario del BID y Asambleísta
Constituyente (1966-1967), quien escribió sobre el “Rol del Estado y
Planificación del Desarrollo”; Ivo Vranjican Dominis (+) de vasta trayectoria
empresarial, sobre “Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y Sociedad del
Conocimiento”; Ricardo Ortiz Gutiérrez (+), experto en competitividad, sobre
“Desarrollo Industrial Manufacturero y Turístico”; otro ex Ministro de Estado,
Diego Montenegro Ernst, sobre “Desarrollo agropecuario y forestal”, y Antonio
Rocha Gallardo (+), experto en aduanas, sobre “Comercio Exterior e
Integración”, todos, con propuestas de políticas para progresar
sosteniblemente, a partir de la actividad privada.
Recuerdo que en medio de
fuertes tensiones políticas y una Asamblea Constituyente que prometía refundar
el país, quienes estuvimos inmersos en el estudio apostamos por una Bolivia
diferente, no una nación ideologizada, dependiente del extractivismo y discursos
populistas, sino, una Bolivia productiva, moderna, exportadora, que mire al
futuro. Así nació aquel estudio al que guardo gran respeto: “Visión Bolivia
Productiva y Exportadora”.
El libro era más que un texto
técnico, era una propuesta concreta y sensata para construir un mejor país con
oportunidades para todos. No era un plan neoliberal o una carta blanca al
mercado, sino, una invitación a repensar Bolivia desde la productividad, la
competitividad y el trabajo digno, pero, también, era una advertencia: sin
diversificación, sin seguridad jurídica, sin un Estado moderno y sin integrarse
al mundo, Bolivia podía desperdiciar una oportunidad histórica de cambiar para
bien. A 16 años de aprobada la nueva Constitución Política del Estado (CPE), se
puede decir que lo advertido, ocurrió: He visto pasar los años con un nudo en
la garganta; la CPE cambió, sí, pero la nueva propuesta de modelo productivo no
funcionó como muchos esperaban.
Al celebrar el Bicentenario de
la fundación de la República de Bolivia, pregunto: ¿Qué hubiera pasado de
haberse aplicado la propuesta del libro? ¡Seríamos otro país!
Podríamos haber tenido una
economía diversificada y menos vulnerable. Podríamos estar exportando muchos
más alimentos, manufacturas y servicios, celebrando que las Exportaciones No
Tradicionales hubieran superado a las ventas tradicionales, con decenas de
miles de MiPymes integradas a la producción para la exportación, y así,
podríamos haber erradicado gran parte de la pobreza con empleos sostenibles.
Hubiéramos tenido también,
otro Estado, más técnico y menos político, con reglas claras para la inversión,
descentralizado de verdad, capaz de regular con firmeza, pero, también, de
promover con inteligencia. Un Estado donde el sector privado no fuera visto
como enemigo u oportunista, sino como aliado estratégico para el desarrollo. Un
Estado con una diplomacia económica abriendo grandes mercados, con una red
logística moderna y puertos eficientes para integrarnos al mundo.
¿Por qué no lo hicimos? Porque
faltó visión, primó la sinrazón y muchos se dejaron llevar por la ilusión de
que el boom del gas lo resolvería todo, se aturdieron con la ideología y se
prefirió hablar de lo “plurinacional”, antes que de productividad, eficiencia y
competitividad, por considerarse algo malo, dada la “cosmovisión” imperante.
Hoy, que la economía sufre, me
duele pensar en “lo que pudo ser y no fue”, porque las respuestas estaban
dadas, estaban en aquel documento, en ese sueño de una Bolivia que exporta
sostenida y sosteniblemente, cada día más, con un modelo propio, integrando al
pequeño con el grande, al urbano con el rural, al trabajador con el empresario.
Pero, no todo está perdido:
Tenemos visionarios productores que exportan con calidad; tenaces empresarios
que siguen invirtiendo y técnicos capaces de gestar buenas políticas públicas.
Si algún día Bolivia decide
volver a la senda correcta de producir, competir e integrarse al mundo, el
libro del IBCE será el mapa histórico de lo que algunos no se atrevieron hacer.
Ojalá sea pronto, porque, duele ver “lo que pudo ser Bolivia, y no fue…” (el
libro se puede descargar desde https://acortar.link/fxGC3J).