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Los 5 con vida, 48 horas de angustia en la Amazonía que terminaron con alegría

La avioneta Cessna 172 CP-1099 en la que viajaban desde Baures hacia Trinidad perdió contacto el pasado miércoles, cinco personas viajaban a bordo, 4 adultos y un niño; Casi 48 horas después, en medio de una zona pantanosa del Beni, todos fueron encontrados con vida.

Los 5 con vida, 48 horas de angustia en la Amazonía que terminaron con alegría

El reloj marcaba las 12:57 del mediodía del miércoles 29 de abril cuando la avioneta Cessna 172, matrícula CP-1099, despegó del aeropuerto de Baures rumbo a Trinidad.

A bordo viajaban cinco personas: el piloto Pablo Andrés Velarde, tres mujeres, Roberta Velarde, Patricia Coria y Mirta Fuentes y un menor de edad que necesitaba atención médica.

El trayecto debía ser corto, directo. Pero nunca llegaron. Las primeras horas fueron de silencio, luego, inquietud y después, angustia. Pasadas las “horas críticas”, la aeronave no aparecía y los teléfonos de los ocupantes ya no conectaban.

Se activaron los protocolos de búsqueda y rescate, pero el denso bosque amazónico y la ausencia de torres de control complicaron todo. A medida que avanzaba el tiempo, la esperanza se mezclaba con el miedo más crudo. Las familias iniciaron su propio operativo de difusión. Joaquín Velarde, padre del piloto, relataba con voz firme y quebrada que no iba a rendirse hasta encontrar a su hijo.

La esposa del joven aviador pedía al presidente Luis Arce que autorice el uso de helicópteros: “La pampa es muy densa, una avioneta no puede sobrevolar tan bajo como un helicóptero”.

El dolor era compartido también por la senadora beniana Neila Velarde, tía del piloto, que clamó entre lágrimas por más apoyo. El jueves pasó entre búsquedas fallidas y rumores sin confirmar.

Se barajaban posibles lugares de aterrizaje de emergencia, pero ninguna pista se confirmaba. Mientras tanto, el país seguía el caso con creciente tensión.

 “No sabemos dónde están, cómo están, si están lastimados”, repetía la esposa del piloto, con la voz vencida por la incertidumbre.

Pero el viernes, cuando la mañana comenzaba, llegó la noticia que todos esperaban. Pescadores alertaron sobre gritos de auxilio cerca del río Itanoma, un helicóptero de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), localizó la avioneta. Estaban vivos. Los cinco.

Exhaustos, deshidratados, con heridas leves, pero con vida. El rescate fue una operación milimétrica, fueron atendidos y trasladados de inmediato a Trinidad. En el aeropuerto, sus familiares los esperaban con lágrimas, abrazos y una emoción indescriptible.

Rosario Heredia, madre del piloto, no podía contener las lágrimas

 “Gracias a Dios, gracias a todos los que no se rindieron. Mi hijo está vivo”.

La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), confirmó que la aeronave no tenía problemas técnicos previos y que el piloto se declaró en emergencia antes de perder contacto. La historia de la CP-1099 no solo es la de una desaparición aérea en la selva, es la de un país que se unió, de familias que no se rindieron, y de una esperanza que nunca dejó de volar.

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