Marcelo Ardúz recuerda al padre de la poesía concreta: El legado innovador de Eugen Gomringer

El discípulo del creador de la poesía concreta, Marcelo Ardúz, recordó al famoso escritor y poeta Eugen Gomringer “El boliviano que inventó la Poesía Concreta”. En 1953 Gomringer acuñó el término Poesía concreta, en analogía con el concepto de Arte Concreto. En sus poemas el juega con la materialidad de la escritura y el tipo de letra, le sigue la pintura abstracta de su tiempo (que él denominó constructiva).

Marcelo Ardúz recuerda al padre de la poesía concreta: El legado innovador de Eugen Gomringer

Eugen Gomringer, el insigne beniano creador de la Poesía Concreta, festeja la reedición del libro "La tierra en uno de su discípulo Marcelo Arduz Ruiz, que hace cuarenta años premiado premio internacional Jaen, en España.


Gomringer, en su manifiesto Vom Vers Zur Konstellation (desde el verso a la constelación) empieza a considerar al objeto estético como un objeto funcional, caracterizado por ser el padre del modernismo alemán de posguerra y la modernidad


Él es (tanto en sentido técnico e imaginativo del término) un inventor del lenguaje de la literatura, generando un cambio duradero en ella."


Marcelo Arduz Ruiz (Tarija, 1954), discípulo del creador de la poesía concreta Eugen Gomringer. Formó parte del movimiento bra- sileño, junto a los hermanos Haroldo y Augusto de Campos y Décio Pignatari. Es miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua, miembro honorario de la Casa del Poeta Peruano y fundador de la Confederación Perú Boliviana de Escritores. Obtuvo el premio internacional de Poesia Jaén en España, primer premio en el concurso internacional del Consejo Todas las Sangres y el Arawico de Oro en el VIII Encuentro Internacional de Poesía celebrado en Machu Picchu por la Asociación Latinoamericana de Poetas (Asolapo).


OBRA LITERARIA.- Estrellas en el dia (1977). Tras el vidrio del cielo (1978). Sol de invierno (1991). Poemas lunáticos (1993. Como un grito entre la basura (1993). Hojas solares (1993). Poemas de cielo adentro (1993). Jiwasanaka-Nosotros- (2000). Poesia virtual (2002). Ascensión de la lluvia (2003).


El consagrado escritor y filósofo boliviano Guillermo Francovich, en su libro "Variedad" califica a la primera de sus obras como un auténtico joyel de poesía, apuntando que su autor "gracias a la limpidez de sus versos y a la finura de su sensibilidad, está llamado a ocupar el sitial que dejó en la poesía boliviana Octavio Campero Echazu", acierto que se confirma en la presente obra dedicada al terruño natal.


Desde que la Antología de ediciones Visor, entre sus páginas consignara a los poetas tarijeños Roberto Echazú, Jesús Urzagasti (ambos fallecidos) y Marcelo Arduz Ruiz; este último pasa a ser el que entre los vivientes alcanza mayor difusión internacional, siendo bautizado por el escritor mexicano Francisco Azuela como el "tarijeño universal", pues muy lejos de apartarse de la tradición poética de la región, la enriquece con su estética subjetivo universalista, orientándola por rumbos in- sospechados.


Marcelo Arduz Ruiz es uno de los poetas contemporáneos que, con orgullo, nos deja sentir su añoranza por la tierra de la cual es oriundo. Una tierra hermosa y fértil, llena de colorido y circundada por un entorno paisajístico forjador de sublimes poetas y la tan renombrada copla chapaca, una copla fresca y ritual, reveladora de la esencia más genuina del espíritu popular.


Ardúz Ruiz se nutre de los recuerdos de la ciudad de Tarija, para añorar con enorme cariño todo lo bueno de esa tierra que le vio nacer y más tarde lo veria partir allende los mares hacia tierras que se dejaron embriagar por la musicalidad de sus versos, desnudos de pompas y ornatos estériles.


Tarija cobra protagonismo por su encanto natural: sus valles, cerros, montañas, arroyos y el rio Guadalquivir (homónimo del que riega Andalucía, en España): por sus flores: begonias, verbenas, amancayas, alantuyas; sus pájaros: jilgueros, gorriones y chulupias; sus instrumentos musicales de honda resonancia, como el erke y la caña; su colorido paisajístico de tonos blancos, amarillos, lilas; y la mujer tarijeña, llena de encanto, dulzura y dones difíciles de olvidar...


Existe también un recuerdo especial para algunas de las festividades más típicas de la tierra tarijeña que nos hace participar de la alegría de las gentes que las impulsan y luego las disfrutan; en especial la festividad de San Roque aparece como una fiesta pletórica de devoción, incienso y cánticos, de danzas, regocijo y religiosidad.


En determinadas ocasiones, la añoranza del poeta se proyecta más allá en una visión histórica que, conjugando metafóricamente, lo lleva a comparar dos ríos de diferentes nacionalidades, pero del mismo nombre: Guadalquivir. Y en ese contraste, el poeta intenta participar de la historia entre ambos ríos y sus gentes que de alguna manera se relacionan con ellos y, como protagonista del libro, decide establecer un nexo de hermandad fecunda entre ambos ríos y naciones.


Por otra parte, la añoranza del poeta por el terruño natal no se halla forjada por sentimientos de dolor o pena, sino por la alegría procedente de un profundo sentimiento y deseo manifiesto de no perder sus raíces geográficas e históricas bajo influjo de las corrientes europeizantes.


Y con amalgama de todos los elementos que el poeta extrae de la añoranza, inspirada en su entrañable tierra y este estilo dual-entendido a la vez como método de trabajo estilístico- se consigue que, de aquel mundo interior tan personal, participe de igual forma el destinatario de los textos.


Y esta añoranza, en ambos, tanto en el poeta como en el lector, deja un grato sabor en el paladar; sabor de una tierra llena de floresta y encanto; de buena fe y jovialidad. De esta manera, la añoranza adquiere aquí una dimensión que nos quita toda nostalgia latente, cristalizada en una cornucopia de imantada felicidad...


JOSÉ MARÍA ALONSO ("El Diario" 12-08-2017)


Opiniones Sobre El Libro


"Cuando los españoles se adentraron en las nuevas tierras descubiertas, encontraron en ellas paisajes y rincones que les recordaba a su lugar de origen, y bautizaron varias poblaciones y comarcas con nombres evocadores de esa reminiscencia. De ahí que el americano que visita España se encuentra con tantos nombres que le son familiares, y tantos parajes que le recuerdan a su tierra natal (...) El poeta subraya su propósito de destacar los valores espirituales comunes a las regiones de Tarija y Andalucia, sobre todo por la intima relación que existe entre poetas andaluces como Garcia Lorca, Machado, Juan Ramón Jiménez y los ilustres poetas de la "Andalucía Boliviana".


TERESA RIVERA DE STAHLIE


"La poesía de Marcelo Arduz Ruiz se halla plenamente incorporada a la poesía boliviana, como una de las que desde una conciencia sensible permítaseme si digo nívea- llega al corazón más indiferente o endurecido, por la pureza que encierra. Poeta de particular subjetividad que eleva los sentidos hasta bien lejos de la imaginación" ENRIQUE VARGAS SIVILA


En "La tierra en uno", siguiendo la huella de los versos de Octavio Campero Echazú, ha encontrado su propia vena poética para devolver asi a la tierruca, lo que ella quiso darle en nacimiento y formación. La importancia de la obra se halla en objetividad es- tetizante que se enlaza a una emocionalidad bien conducida, sin arrebatos suntuarios, ni rechinamientos descriptivos. Todo sucede en un cauce calmado y colmado de naturalidad acostumbrada y expresiva".


AUGUSTO GUZMAN


"Apartándose de la huella de los grandes romanceros, aborda lenguajes renovados para mirar al paisaje natal. Desaparece aqui el pintoresquismo de toda poesía localista o costumbrista: el poeta se identifica con el paisaje del terruño natal, no como descriptor sino como parte de su ser. La obra la escribe añorando el lejano terruño natal, pero en la universalidad que encierra se transforma en Uno en la Tierra". Ponemos por ejemplo los poemas "Guadalquivir", rio que baña su tierra natal, y el "otro Guadalquivir, el español que trasmite su nombre al primero. La paradoja poética no es casual, pues el río está en sus sentidos más allá de toda catalogación".


JULIO DE LA VEGA


"Poesia de tierra adentro, se podría decir, pero también de tierra afuera, ya que fue editada en la tierra madre de la lengua castellana. Sin duda que el paso de este dilecto discípulo de la musa poética por diversos paises, ha significado una situación de priv- ilegio existencial y cultural, que ha abierto al inquieto joven provinciano horizontes in- sospechados. Su estadia en diferentes centros americanos y europeos, como Rio de Janeiro, Lima, Nueva York o Madrid, le permitieron que su obra literaria sea reconocida y valorada más allá de las fronteras patrias"


GIUSEPPE ROSSI


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