Desde el amanecer del viernes, numerosos devotos emprendieron una caminata de 55 kilómetros desde Trinidad hasta el Santuario, participando de diversas actividades religiosas que abarcan varios días, incluyendo misas, bautizos, el velorio de la Virgen y el tradicional Rosario de la Aurora, que culmina este 7 de octubre.

En el marco de esta emotiva conmemoración a cargo del Vicariato Apostólico del Beni y parroquia del lugar, la alcaldesa de Loreto, Yascara Moreno Flores, expresó su gratitud hacia los miles de fieles que, año tras año, renuevan su devoción y fe.

"La Virgen de Loreto es un símbolo de unidad, fe y esperanza para todos los benianos. Su presencia en nuestras vidas nos fortalece como comunidad y nos inspira a seguir trabajando por el bienestar de Loreto", manifestó. Destacó además el compromiso de los peregrinos que, con su fervor, mantienen viva esta histórica tradición.

El punto culminante de las festividades fue la Eucaristía central, celebrada este lunes, seguida por una procesión solemne de la imagen de la Virgen por la plaza principal de Loreto. La procesión contó con la participación de danzantes indígenas de comunidades como Cabildo Indigenal y Camiaco, junto a autoridades locales y devotos que, entre plegarias y cantos, acompañaron a la imagen.

En 1982, el Papa Juan Pablo II confirmó a la Virgen de Loreto como Patrona Principal ante Dios del Vicariato Apostólico del Beni, reconociendo su profunda influencia en la región. A nivel nacional, en 2003, la festividad fue declarada Patrimonio Cultural y Religioso de Bolivia mediante la Ley No. 2607, destacando su importancia tanto religiosa como cultural.

Además, en 2011, la Asamblea Legislativa del Beni oficializó el 7 de octubre como feriado departamental, reconociendo la relevancia de esta fecha en la preservación de las tradiciones y costumbres del Beni.

El Santuario de la Virgen de Loreto, ubicado en el municipio homónimo, fue fundado en 1682 como la primera misión jesuítica de la región de Moxos. Este sitio, además de ser un centro de profunda devoción, ha sido testigo de otros hechos históricos relevantes, como la llegada del ganado vacuno a las tierras mojeñas.

La fe y el fervor religioso que rodean esta festividad no solo refuerzan los lazos espirituales entre los habitantes del Beni, sino que también mantienen viva una tradición cargada de historia y significado, que sigue uniendo a la comunidad año tras año.