Monseñor Aurelio Pesoa: “Para el bautizado, no debería haber espacio para el retaceo de la fe”
El obispo del Vicariato Apostólico del Beni y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, monseñor Aurelio Pesoa, presidió la Misa Dominical en la Catedral Santísima Trinidad y en su homilía hace una explicación de todo el tiempo de Navidad con sus respectivas fiestas litúrgicas que finalizaron este domingo.
![Monseñor Aurelio Pesoa: “Para el bautizado, no debería haber espacio para el retaceo de la fe”](https://lapalabradelbeni.com/storage/posts/January2025/B6MCt8yZwkLZwsHFRu3N.jpeg)
“Con esta Fiesta del Bautismo del Señor, se cierra el tiempo litúrgico de la Navidad. La Fiesta de la Epifanía nos ha mostrado que la misión del Mesías es redimir a todo el género humano, la conciencia clara de que la misión, es una redentora”, destaca en su reflexión.
Pesoa se refirió a San Juan el Bautista, que pudo haber aprovechado de sacar ventajas como pretendían sus seguidores; pero se siente indigno de la misión que se le confió y es consciente que sólo prepara el camino para Jesús.
“Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo. San Juan se declara servidor indigno, de atar sus correas de sus sandalias, se presenta como el testigo de primera mano, admitiendo que él vio al Espíritu Santo, (que) en forma (de paloma) descendió sobre Él en forma corporal (…) El Espíritu Santo lo ungió como Hijo de Dios, el Mesías y Siervo de Dios”, recalcó el monseñor en su homilía.
El Obispo del Beni invita a “comprender el significado del Bautismo de Jesús y nuestro bautismo es el esfuerzo, que debemos realizar durante toda la vida, para descubrir el compromiso que nos hace discípulos de Jesús y miembros comprometidos con su iglesia. Para el bautizado no debería hacer espacio para el retaceo de la fe, para mezquindades del bien o las medias tintas, o para aquellos que buscan un Dios a su medida, o de acuerdo a intereses o caprichos”.
Pesoa recuerda que para seguir a Jesús sin recortes, ni retaceos se debe: “Acudir al Jordán, donde debemos acudir para hacer la profesión de fe, esperanza y caridad, asumiendo y haciendo nuestras exigencias de verdadero discípulo en todos los ámbitos de la vida, es decir, ser católico las 24 horas al día sin avergonzarse, aunque cueste. Esto significa, sin aprovecharse de las ventajas por el color político o ideológico del momento”.