Nuestra señora de Begoña internado donde se forman personas de bien
Distante a 83 kilómetros de Trinidad carretera a Santa Cruz, se encuentra el internado Nuestra señora de Begoña, obra social que durante mucho tiempo estuvo a cargo del sistema Fe y Alegría, pero que, a partir de este año, paso a depender de la familia La Sallista.
En este centro, se brinda oportunidad de educación a niños, adolescentes y jóvenes que viven en el área rural, donde la necesidad es bastante y no cuentan como acudir a un centro educativo para continuar su aprendizaje de manera regular.
Los estudiantes asumen determinadas responsabilidades, lo que les hará crecer como individuos más autónomos, constantes y disciplinados. La necesidad de compartir se hace patente en el día a día de los estudiantes, lo que genera un ambiente familiar idóneo para aprender a respetar y a ser tolerantes con los demás.
En el internado hay incontables vivencias comunes, la variedad de actividades extra escolares y tener siempre a su disposición al personal docente, el menor aprende a valorar el esfuerzo y a desarrollar al máximo sus capacidades físicas e intelectuales.
Se apunta a una buena educación y una convivencia armónica con la naturaleza, Dios y el hombre, adquiriendo técnicas para cultivar la tierra, sin descuidar la formación humana y científica para servir a la sociedad.
El internado estudiantil, fue fundado el 11 de octubre de 1955 en la comunidad de Puerto Almacén a orillas del rio Ibare a 12 kilómetros de la ciudad de Trinidad. La obra educativa se materializó gracias al Monseñor Carlos Anasagasti y sacerdotes de aquella época, en beneficio de los niños y jóvenes de diferentes comunidades y segmentos sociales, con capacidad de 130 estudiantes.
“El colegio y el internado, son una obra de Dios, este año en octubre cumple 70 años de funcionamiento. El sacerdote Pedro Urruchua, fue parte fundamental del internado y fue quien concretó el traslado al lugar actual, carretera a Santa Cruz”, indicó el sacerdote Pedro Flores actual director.
Refirió que Monseñor Aurelio Pesoa, le encomendó la misión de llevar adelante el internado con el apoyo de cuatro personas. A través del trabajo social se encamina a los menores hacia una buena educación, dando buenos ejemplos y exhortando a tomar conciencia de la vida y lo importante que es la niñez y la juventud.
Manifestó que la amistad como valor, la oración diaria, el rezo del Santo Rosario y la eucaristía de los domingos, ayuda a tener una vida espiritual bendecida por Dios, impulsa a seguir adelante con la obra.
Como toda obra social, también se tiene limitaciones en el internado, por ello pidió a la sociedad y personas de buen corazón, de que acompañen con su ayuda para los niños y jóvenes que tienen necesidades de seguir estudiando, toda vez que provienen de comunidades lejanas y estancias ganaderas.
“Aquí hay niños cuyos padres son de escasos recursos económicos, sus madres venden relleno, venden gasolina u oficios esporádicos que les limita solventar el estudio de sus hijos, por ello que el internado se asume el servicio social para ayudar a los mas necesitados, una de las principales características del internado de Begoña”, expresó.