Observación al discurso del representante del movimiento cultural “Pueblo de Leyenda” leído el pasado 22 de abril en San Pedro de los canichanas
Escrito por: Por Zoilo Salces Paz

Ustedes, a través de ese discurso, han mostrado sólo el final del hecho histórico más importante y significativo en la historia de Moxos y del Alto Perú. Y lo hicieron, como si se tratara de una simple venganza de los canichanas por la muerte de Juan Maraza, el “Primer Cacique Supracomunal y Vitalicio” que tuvo Moxos.
Nada dicen del comienzo del singular hecho histórico, gestado por los canichanas conducidos por Juan Maraza y apoyados por Tomás Noe, cacique de San Javier, el año 1801; cuando expulsaron de Moxos al gobernador Miguel Zamora y Triviño, sin hacerle un rasguño, para no ser reprimidos por soldados enviados por el presidente de la Real Audiencia de Charcas. Tampoco hablan del desarrollo y proyección de dicha primera trascendental rebelión de los Canichanas.
No me explico por qué olvidaron también, que Juan Maraza, luego de dicha expulsión, instauró en San Pedro, la capital de Moxos, el primer gobierno autónomo en Moxos y el Alto Perú, netamente regional e indígena, conducido por él a lo largo de 21 años. Al que reconocieron como “Gran Cacique” también de ellos, los cabildos de las otras misiones; convirtiéndolo, así, en el primer cacique supra comunal y vitalicio que tuvo Moxos. Transcribo a continuación la proclama revolucionaria de Juan Maraza, hecha conocer a los otros cabildos el año 1801; dice:
“Que era otro tiempo, que no había Rey, no había tribunales, ni otras superioridades, que todo era un engaño y que él solo mandaba y todos debían obedecer”. (Moxos en los Albores de la Independencia Patria, de José Luis Roca García, Pag. 19-Ed. SIRENA-2010).
Desde el 1801 hasta el 22 de abril de 1822, Juan Maraza fue “el hombre” fuerte en la provincia Moxos. Sexta provincia en la Real Audiencia de Charcas, fundada por el Márquez de Cañete y Virrey del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza, el año 1560, y convalidada por Cédula Real firmada por el Rey de España, el 29 de agosto de 1563.
Tres años después de instaurado el “Gobierno Autónomo en Moxos”, el año 1804, se hizo presente en San Pedro, como Gobernador, Antonio Álvarez de Sotomayor; el que, cumpliendo órdenes superiores, hizo apresar a Pedro Ignacio Muiba y lo metió en prisión en San Pedro; para remitirlo a la Audiencia de Charcas, donde juzgaban a rebeldes que habían faltado a los representantes del Rey y los condenaban a la horca, generalmente.
En cuanto supo Juan Maraza de su apresamiento, ordenó a sus canichanas lo pongan en libertad. Lo que llevó al Gobernador Álvarez Sotomayor, comprendiendo que no tenía autoridad en Moxos, a abandonar la provincia.
El siguiente Gobernador, el militar español Pedro Pablo de Urquijo, el 1805, luego de llegar a Moxos y de ver lo que pasaba, envió un largo informe al presidente de la Real Audiencia, donde a Juan Maraza lo llama el “Timebunt gente” (hombre poderoso) y sugiere se lo reconozca con una medalla dorada, como “Cacique Vitalicio de Moxos”; con la idea de tenerlo como un buen aliado. Finalmente, la medalla la compró él con su propio dinero.
La historia de lo que pasó en Santísima Trinidad el 9, 10 y 11 de noviembre de 1810, lo trasunta con claridad Gregorio González, el cacique de Trinidad y supuesto hermano de Pedro Ignacio Muiba, en la última de las cinco cartas que dirigió a Maraza en esos últimos cuarenta días; donde en partes de ella, textualmente le dice:
“Taita Juan, que yo sentí mucho de haber venido a este pueblo, haciendo mil disparates con mi gente y sabiendo Ud. como mi taita (…) Hay va el teniente Gil, mi hermanito Pedro y Simón para que le cuenten cómo fue y Dios lo guarde muchos años, su hijo que lo quiere y estima mucho, su criado Gregorio González”. (Mojos en los Albores de la Independencia Patria, de José Luis Roca García, Página 43).
El gobernador Pedro Pablo de Urquijo, para poner orden en Loreto y Santísima Trinidad, donde lo habían faltado y desobedecido, organizó un ejército con nativos de las diferentes misiones, con sus respectivos intérpretes, por sus diferentes hablas. Lo hizo con la idea de apresar a los caciques y cabildos de dichas misiones, “sin derramar una gota de sangre, salvo que sean atacados”. Este ejercito lo comandaba su secretario, el español Lucas José de Gonzales, a quien acompañaba el cacique Juan Maraza, para controlar con su autoridad a los mojeños y ver que se cumpla la referida orden.
En Loreto el cacique José Bopi y su cabildo fueron tomados sin derramar una gota de sangre. Al respecto el administrador español en Loreto, Manuel Delgadillo, en partes de su informe, con fecha 12 de enero de 1811, dice:
“El 9 del corriente arribaron a este pueblo el secretario don Lucas José de González y los 466 hombres que vuestra señoría me significa en su oficio 3 del mismo (…) El cacique José Bopi y sus aliados van presos a esa capital con la seguridad necesaria, y espero que vuestra señoría aplicará la justicia (…)” (Mojos en los Albores de la Independencia Patria, de José Luis Roca García, Pág. 63).
No ocurrió lo mismo en Santísima Trinidad tres días después, el 15 de enero de 1811; donde los itonamas y movimas se desmandaron y hubo muertos y heridos. Lo refleja claramente Lucas José de González, el secretario del Gobernador, en el largo informe que le hace; en partes del que, textualmente, dice:
“Se puso la tropa en la plaza desaforadamente sin que nadie la pudiese contener y a cuantos encontraban los mataban a palos (…) Hubo efusión de sangre y muertes ejecutadas por itonamas y movimas que no por los canichanas y cayubabas (…) Nada consiguieron mis esfuerzos ni los del Cacique Maraza para aplacar el furor (…) Yo discurría por todas partes pero sin poderlo evitar, lo mismo hacía el cacique Maraza que se vio procisado a usar un chicote para separarlos (…)” (Mojos en los Albores de la Independencia Patria, de José Luis Roca García, Págs. 69, 70 y 71).
Juan Maraza y sus bravos flecheros canichanas, el 8 de septiembre de 1814 en la Batalla de Carayanao, a orillas del río Cocharcas y cerca de San Pedro, vencen y hacen volver sobre sus pasos a portugueses que invadían Moxos, saqueando y atrapando mojeños para venderlos como esclavos.
La Ley N° 3263 del 8 de diciembre de 2005, promovida por Arnaldo Lijerón Casanovas, reivindicando a Juan Maraza y su hecho histórico, y gestionada en el Legislativo por el Diputado Millán Ribera Arteaga. Declara a Juan Maraza: “Héroe Nacional de la Independencia y Protector del territorio mojeño boliviano”. No es por defender los tesoros en objetos de oro y de plata que había en las iglesias de las misiones de Moxos, obviamente.
Los reconocidos investigadores de la historia de Moxos-Beni: Orlando Montenegro Melgar (+), Jesús Dávalos Mendoza (+), Antonio Soto Watara (+) y Humberto Parari Rioja, últimamente, rescatan con pureza y claridad, honrando la historia y la memoria colectiva, a Juan Maraza y las dos rebeliones trascendentales de los canichanas, la del 1801 y la del 1822.
En tres de mis libros: Caciques inmortales de Moxos-Beni (ed. 2018); Resumen cronológico de la historia de Moxos Beni (recién salido de la imprenta); Elementos y hechos importantes de la historia de Moxos Beni (por salir de la imprenta), también encontrarán información sobre este hecho trascendental en la historia de Moxos y del Alto Perú, hoy Bolivia.
Me apenó mucho saber que, en ese acto solemne, realizado el pasado 22 de abril en San Pedro de los canichanas, no se haya aprovechado la oportunidad para hacer conocer al pueblo beniano, a Bolivia y al mundo, este gran hecho histórico que honra al Beni, único en la historia de Bolivia.