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Pan duro, discursos huecos y el balotaje que define el futuro de Bolivia

Autor: Post Ph. D. Alfredo Eduardo Mancilla Heredia Doctor en Economía Académico Nacional e Internacional

Pan duro, discursos huecos y el balotaje que define el futuro de Bolivia

El país está en estado cúbito dorsal, tirado de espaldas, vulnerable y a merced de políticos que priorizan sus intereses personales y/o particulares. El Estado está débil, la ciudadanía desprotegida y los recursos estratégicos controlados por quienes buscan llenar sus bolsillos y asegurar un futuro particular para sus nietos y bisnietos. Bolivia no tiene fuerza para levantarse sola, los populistas y derechistas la mantienen postrada.

Derechistas y populistas prometen soluciones mágicas, pero boicotean cualquier intento de progreso real. Mantienen al pueblo distraído y dependiente, mientras capturan recursos y consolidan poder.

La derecha tradicional, desde Jaime Paz Zamora y Samuel Doria Medina, ha transformado la política en negocio familiar. Privatizaciones estratégicas, debilitamiento del Estado y acumulación de poder económico para sus familias son la regla, recordando que Don Jaime, siempre actuó simulando ser de izquierda, pero con pensamiento y estrategia de derecha, recordando el abandono a Hernán Siles Suazo, su aliado histórico, cuando convenía a sus intereses. Su retórica socialdemócrata fue fachada destinada a proteger redes de poder y negocios privados.

En la coyuntura y el devenir histórico, las familias siguen comiendo pan duro, si es que hay, la educación se deteriora y las reservas internacionales suben o bajan sin impactar la vida real. Mafias, corrupción y clientelismo crecen porque los políticos y sus aliados han secuestrado al Estado.

El balotaje, una decisión de vida o muerte para Bolivia, no es un trámite electoral, cada voto define si Bolivia sigue siendo un país postrado y manipulado, o si se levanta con fuerza y dignidad. No hay margen para distracciones, los discursos vacíos y los intereses familiares de los poderosos no pueden seguir decidiendo nuestro destino.

Los bolivianos tenemos la obligación de reflexionar nuestro voto en concordancia a gestar la elección de los candidatos que prometen todo sin entrega de nada o por quienes realmente pueden impulsar gestión, transparencia y desarrollo. Cada voto cuenta. Cada voto tiene consecuencias directas sobre la educación, seguridad, empleo y dignidad. El pan no puede seguir siendo duro ni escaso, siendo el momento de decidir, usando el voto como herramienta de cambio, rompiendo ciclos de corrupción, clientelismo y privilegio familiar, y poner al país de pie. El balotaje es la palanca para transformar la postración en dignidad.

El país decide ahora: Seguir postrado, manipulado y con discursos huecos, o levantarse hacia un futuro ético, justo y sostenible. Que cada boliviano ejerza su voto con conciencia, fuerza y reflexión, porque la equidad generacional y disminución de las desigualdades depende del voto que coadyuve la gestión organizacional, el ejercicio meritocrático del poder, el control y la retroalimentación de la democracia en el marco de la transparencia, respetando la regulación con alejamiento de la animadversión.

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