Presidente de la CEB pide, no perder las esperanzas, frente a la crisis que atraviesa Bolivia
El presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana y obispo del Vicariato Apostólico del Beni, Mons. Aurelio Pesoa Ribera OFM, exhortó a no perder las esperanzas frente a la crisis que viene atravesando Bolivia como: “las largas filas en los surtidores, los precios altos en los alimentos de la canasta familiar y los que se creen ser dueños de todos los bolivianos”, dijo.
Además, recordó que aún no se logra apagar el fuego en la Chiquitanía, “no es verdad que todos somos iguales ante la ley”, señaló. Agregando que pese a todo no debemos perder la esperanza de mejores días. “Aprender a vivir más sobriamente, buscando compartir con los necesitados, lo que es posible”, dijo el obispo del Beni desde la catedral “Santísima Trinidad” de esa ciudad.
Solicitó además entender que, la pobreza del rico no es no tener nada sino sabe solidarizarse con los más necesitados y particularmente, no solo, con los que sufren con las inclemencias del tiempo, “sino con las injusticias, abandonos, abusos y prepotencia de algunos”, reclamó Mons. Pesoa.
Reflexionó que es tiempo de revisar nuestra vida ya que muchas veces tenemos cosas que no necesitamos en la vida, “renunciar a lo innecesario será una manera de seguir a Jesús, haciendo un poco más humana la vida, para conseguir la serenidad”, recalcó.
Aseguró además que cuando la riqueza y el poder dominan la vida de la persona, es difícil aceptar el anuncio de la salvación, “es más difícil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”, dijo a tiempo de afirmar que para Dios todo es posible.
En cuanto al Evangelio de este domingo (Marcos, 10, 17-30), señaló que es el mismo Jesús que hace descubrir el poco valor que tiene la elección por los bienes materiales, “ellos no dan la alegría y plenitud a la vida del ser humano. Pregunten ustedes a un rico si es feliz”, consultó con sus feligreses.
Monseñor Pesoa, afirmó que lo que verdaderamente da alegría, son los valores humanos y cristianos que conducen a Dios y al encuentro del prójimo a través de la solidaridad y la compasión. “Esa solidaridad y compasión donde muchos hermanos se han movilizado”, recordó.
“Es la entrega total y del evangelio de Jesucristo lo desanima, como desanima a muchos jóvenes hoy en día, ven que el evangelio es muy exigente. Es bueno recordar que no se ama lo que no se conoce”, reflexionó.
Solicitó a los congregados en el lugar, que si conocieran bien a Jesús, lo amarían hasta las últimas consecuencias, “El joven del evangelio es un joven admirable, no había hecho nada, no había hecho mal a nadie y no le interesaba los problemas de esta vida y porque era rico y lo tenía todo resuelto”, dijo monseñor Pesoa.
“La reacción del joven es que se siente incapaz de tomar ese desafío, él necesita de sus bienes, no puede vivir sin sus riquezas que ha puesto por encima de todo”, ante esto, el joven se va triste y desilusionado, contó.