Recordar
Escrito por: Monica Briançon Messinger Periodista
Mientras doblaba y planchaba la ropa, recordé la charla que tuve con José Luis Lupo, hoy ministro de la Presidencia. Le pregunté si en caso de ser elegido vicepresidente, porque andaba en campaña electoral, junto a Samuel Doria Medina, iban a derogar los decretos incendiarios.
Rotundamente me dijo que sí. Espero que se acuerde de su promesa y no quede en simple oferta que luego se archiva.
Recordar es volver a pasar por el corazón [del latín recordari: prefijo re- ("de nuevo") y cordis ("corazón")].
También pasaron por mi corazón las palabras de José Gabriel Espinoza, hoy ministro de Economía y Finanzas Públicas, cuando respondió a mis preguntas en varias ocasiones.
En 2022 me dijo que resumía al año como de consumo de los últimos espacios fiscales, monetarios a nivel macro y, para las familias y empresas, de reservas y ahorros. “Si no se llevan adelante los cambios necesarios en la política económica, dando un mayor margen de acción a sector privado, también podría ser un año de inflexión hacia un escenario de contracción”.
En 2023, cuando fue columnista de mi medio, Valor Agregado, calificó a los Decretos Supremos 4862 y el 4867, promulgados por el expresidente Luis Arce Catacora, como poco eficientes.
“Si bien tiene (el gobierno) un discurso de apoyo al aparato productivo, de fomento al desarrollo, y demás, estos fideicomisos terminan transformándose en cajas chicas de financiamiento para el TGN”.
En julio 2025, dijo, en el debate técnico electoral que se hizo en Cochabamba, que no alcanza con el cambio de normas, pero que se debe avanzar en modificaciones en las leyes de inversiones, hidrocarburos, minería y tributos. Añadió que es esencial “restituir las instituciones y perseguir el dinero que financia delitos. Y los bloqueos son delitos”. Espero que recuerde sus palabras.
Yo recuerdo un detalle simbólico muy interesante, que sucedió hace poco, después de la entrega de los bastones de mando al presidente Rodrigo Paz Pereira. La cámara filmó el paso de la delegación, y alguien le dijo a José Gabriel que sus huatos estaban desamarrados. Simplemente se agachó y los amarró. Es curioso que una tarea tan simple de adulto funcional sea una anécdota, pero después de la cultura “amarrahuatos” que Evo Morales impuso, es nomás, parte del anecdotario boliviano.
Morales, tachado de narco, pedófilo, derrochador, corrupto, tenía una corte de lambiscones, o llunkus, y demasiados trabajadores públicos que volvieron al aparato estatal el epítome del gasto, el derroche y la dilapidación de los recursos nacionales, así como la destrucción de las selvas y bosques.
Hicieron el ridículo creando “la bandera más grande del mundo” con tela azul. No hubo premio Guinness, pero el importador contrabandista y el fabricante chino, salieron ganadores con tanto negocio.
Hoy José Luis dice que “austeridad es la premisa fundamental”, y procederá al reordenamiento del Ejecutivo, definiendo la estructura y funcionamiento de los ministerios.
Espero lo logre. De todo corazón.
Mientras paro de planchar porque una camisa se quema lentamente. Ojalá que este 2026, Bolivia no vuelva a quemarse, ojalá los decretos incendiarios sean suspendidos, ojalá toda la “meritocracia” del agro cruceño que ahora gobierna, vea el impacto de los millones de hectáreas quemadas a título de “exportar carne” y “ser la locomotora del país”, una locomotora que humea y que ahora, quiere subsanar con bonos de carbono.
Ojalá José Gabriel avance en las leyes de inversiones, tan urgentes y necesarias para salir de la profunda crisis económica que agobia a Bolivia. Ojalá empecemos a avanzar, aunque sea un paso, para darnos cuenta que nuestra pelea no era sólo contra el MAS, sino la Llunkucracia que aún prevalece.