SOLO
Solo el viento y las cenizas…

Solo el viento arremolinado
difumina en vaguedad
la actitud glacial
de tu sonrisa.
Realidad invisible
diluida en el rincón oscuro de la mirada del ojo de pájaro
de la innombrable vengadora.
En temerosa súplica
ella
escribe su legado.
Un ramo de pensamientos artificiales
manchan
la carne amarilla de los papeles viejos.
Un olor de espino amargo
desgarra la senda interrumpida del destino.
Ya no eres.
Solo el viento y tus cenizas
se amarran contra las piedras.
(De mi libro “Atropos”, dedicado a Sonja Radoman)