Ana Rojas, una ama de casa del municipio, expresó su sorpresa y malestar por el aumento: “Nosotros comprábamos el pollo porque era más accesible para alimentar a la familia, pero ahora cuesta igual que el lechón. No sé cómo vamos a hacer para completar la comida del día”.

Los comerciantes también se han visto afectados. Juan Pérez, dueño de una pollería en el mercado central, explicó las dificultades que enfrenta: “El problema viene desde los proveedores. Nos dicen que el costo de los insumos para alimentar a las aves ha subido mucho. Nosotros también sufrimos porque las ventas han bajado. La gente ya no quiere comprar a estos precios”.

Por su parte, consumidores como Rosa Guzmán piden soluciones inmediatas: “Esto no puede seguir así. Necesitamos que las autoridades intervengan para regular los precios o apoyar a los productores. Si no, se nos hará imposible comer carne de pollo”.