Tahi Taborga Yuja: La joven poeta de Trinidad que redefine el amor con versos de alma y sentimiento
ESCRIBE Y PINTA. Es extrovertida, emana una confianza única, segura y, a la vez, romántica y soñadora. Es hija de María Elena Yuja Parada y Carmelo Taborga Benavides. Es la segunda de siete hermanos.
¿Qué es el amor? La pregunta que, desde la poesía, ha tardado cientos de años en responderse. Es tan profunda que podría contestarse con un verso o con un libro, tan amplia que sería casi infinito.
Autores como Jaime Saenz alguna vez dijeron: “La historia del amor ha muerto; en cuanto a vivió la historia del amor, ¿qué me causas tú?” Otros han sido más oscuros, algunos más románticos. Porque el amor es tan amplio que todos los que piensan en él tienen razón.
Tahi Taborga Yuja nació en Trinidad el 1 de diciembre de 2007, tiene 16 años y estudia en el colegio Christa McAuliffe. Escribe, pinta, es buena alumna y poeta desde el alma hasta la punta de los dedos. Habla de poesía y de amor, el sentimiento que da forma a la mayoría de su trabajo.
Es extrovertida, emana una confianza única, segura y, a la vez, romántica y soñadora. Es hija de María Elena Yuja Parada y Carmelo Taborga Benavides. Es la segunda de siete hermanos.
Ella misma cuenta que tuvo una infancia tranquila hasta llegar a la adolescencia, cuando empezó a padecer varias enfermedades que limitaron su capacidad física, pero que la llevaron a refugiarse en la literatura, en el arte y en la poesía.
Cuando habla de normalidad, al referirse a su infancia, es imposible no recordar a Flaubert y su desprecio por la normalidad. Hay personas que están destinadas a hundirse en el infinito, otras solo a padecer la vida. Tahi, desde hace muchos años, navega en el infinito.
Su poesía emula el gusto por lo romántico y por el amor. A pesar de su corta edad, sin duda alguna, ella puede definir la palabra. Para ella, el amor es su madre.
Al hablar de su familia, sus ojos se llenan de amor, y es con particular emoción que se llenan de lágrimas cuando habla de su madre. Está consciente de que lo que siente es amor.
Durante el tiempo que pasó en su casa, cuando empezaron sus problemas físicos, aprendió dibujo, pintura y escritura. Estudió casi toda su vida en el Christa McAuliffe, excepto por un par de ocasiones en que vivió en Santa Cruz y La Paz. Ella se formó y creció en este colegio, al que también le guarda mucho amor y cariño.
Tahi, sin duda, está destinada a lograr grandes cosas en su vida. Recibe el apoyo de sus profesores, de su directora, de sus padres y de sus hermanas.
Antes de concluir, una vez más debemos pensar que la renovación literaria la está encabezando el Christa, semillero de los actuales y más importantes poetas jóvenes de Trinidad.