Porque más allá de las dificultades económicas que podamos padecer, como medios de comunicación “tradicionales”, está el gran paradigma de cómo nos re inventamos para nuestras nuevas audiencias, ¿cómo reconectamos con los nuevos públicos? ¿cómo informamos en la era de las redes sociales?

Pues bien, las respuestas a esas preguntas son de largo alcance, son respuestas que no se encontrarán de la noche a la mañana, en muchos casos las respuestas aparecerán luego de largos procesos de prueba y error.

Lo cierto, es que, como medios, debemos de re pensar nuestro lugar en el mundo, ir más allá del informar, educar y entretener, el mundo actual se mueve a través de las historias, no de la información, el mundo actual se mueve a través de la profundidad, si queremos competir con la inmediatez que dan las redes, perderemos inevitablemente, nuestra labor no es competir contra las redes, contra el tik toker, contra el influencer, ellos están viviendo su momento histórico, hay que dejarlos ser.

Nuestra labor va más allá, va en reconectar a través de la profundidad, de las historias profundas, humanas, reales, contadas de las formas más didácticas posibles, va en pensar que informar es mucho más que comunicar, nuestra labor es entender el principio de las universidades, no estamos para enseñar, sino para construir junto con nuestros lectores, radio escuchas o televidentes.

Dejar de competir por primicias que ya no lo son, y por inmediateces que son edificaciones efímeras, nuestra labor es dejar huella con algo más que solo información, hay que retomar el contacto con lo humano, y mostrar lo real por debajo de lo informativo.

Y sí, se que es fácil decirlo, pero hacerlo es otra cosa, pero en eso debemos enfocarnos, en ese proceso que nos puede demorar años, pero sino lo empezamos a pensar y problematizar hoy, nuestro destino inexorable, es la desaparición.